Cuando empezamos a trabajar sentimos que es un momento importante de nuestra vida. Sentimos que ya somos independientes, que es un inicio de una nueva etapa, nos sentimos útiles y felices. Pero si alguien nos dijera ese día, o desde chiquitas, que una vez que empecemos a trabajar nunca más podremos dejar de hacerlo, esta etapa sería de las más horrendas de la vida, el momento de dejar el hogar para empezar a alquilar nuestro cuerpo a una patrona que obtendrá ganancias con él. Visto así empezar trabajar es horrible, porque nos marca exactamente lo que sucede: cuando empezamos a trabajar ya nunca podremos dejar de hacerlo, al menos no si seguimos viviendo en una sociedad capitalista.
Si somos parte de un grupo de poder, tal vez podamos trabajar poco o pagar a otras personas para que lo hagan por nosotras, pero ni siquiera así estaremos en condiciones de no trabajar, de no ser un engranaje más en el sistema de generación y acumulación de ganancias. Ahora que te provoqué serias intenciones de dejar de trabajar o matar a alguien, te invito a hacer algo que debería ser obligatorio hacer en cualquier trabajo cuando volvemos de un pequeño receso como el de un fin de semana: jugar, divertirte.
Igual me alegra que no sea obligatorio, porque esto implementado por una patronal es perverso. Genera mejores esclavas. Así que lo que vamos a hacer es robar una hora tu cuerpo a tu patrona y, como si se tratara de una billetera que nos encontramos en la calle, gastárnosla en una extravagancia: divertirnos, jugar, cometer la fechoría de ser felices en el mayor punto del hastío cotidiano.
El juego de hoy es realmente simple, tanto que no voy a explicarte mucho más, sólo te voy a decir que tenés que encontrar una vaca invisible y que una vez que estés en la web te van a dar una pista por donde andas.
Divertite, que vivir cuesta plata pero reírse es gratis.
¡Happy Hacking!
