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Educar con software libre es educar en valores, el caso de los IPad de Los Ángeles

El superintendente escolar de California ha decidido gastar miles de dólares en la compra de dispositivos de la compañía Apple.
” hidefocus=”true”>La protesta del 7 de noviembre coordinada por Progressive Educartors for Action (PEAC) sacó a la calle conjuntamente a profesorado y alumnado en Los Ángeles, California. Durante la misma semana se realizaron eventos reivindicativos en Nueva York, Chicago y en Carolina del Norte. Estos miembros de la comunidad educativa se lanzaron a la calle para protestar contra el plan que llevará un iPad a las aulas de dichas ciudades, bajo su lema “la tecnología es para aprender, no para examinarse”. Reivindican que hay muchos aspectos que mejorar en la escuela cuyo coste sería incluso menor que la adquisición de dichos aparatos.Durante años, maestros, alumnos y padres han implorado al Distrito unificado de colegios de Los Ángeles (LAUSD, por sus siglas en inglés) que les proporcione los recursos tecnológicos adecuados a las escuelas, con el propósito de involucrar a los alumnos en experiencias significativas de aprendizaje. En vez de eso, el superintendente Escolar John Deasy está gastando millones de dólares en iPads, solo para preparar a los estudiantes para los nuevos exámenes de la Common Core, una iniciativa de educación en los Estados Unidos que detalla lo que los estudiantes deben saber en inglés y matemáticas al final de cada grado.Aunque la iniciativa reivindica la dependencia que supone el uso de estos aparatos, no toman en cuenta un aspecto también muy importante: el carácter del software que se emplea en ellos, totalmente cerrado, centralizado y controlado por una empresa concreta. Este aspecto, y muchos otros, serían muy diferentes si en lugar de entregar iPads apostaran por tecnologías basadas en software libre.Richard Stallman, padre del software libre, defiende que el software propietario no respeta la libertad del usuario: “El poder corrompe por lo que el propietario del programa está tentado a poner malware” (software malicioso). Los usuarios de software propietario están indefensos”.

Educar con software libre

El software libre tiene una clara ventaja cuando nos referimos a su aplicación en el ámbito de la educación. Dado su carácter abierto y libre, los alumnos no solamente tienen la posibilidad de compartir los programas que usan día a día sin coste alguno, sino que también serían capaces de investigar cómo funciona un software si aparece una incipiente vocación de programador. El carácter abierto no sólo atañe a futuros programadores. Cuando un alumno trabaja con software libre también aprende sobre colaboración, aunar esfuerzo con otras personas con un fin que puede beneficiar al procomún, dado que es algo que se encuentra en la base de la concepción de los programas. Por otro lado, el software libre elimina barreras ya que los alumnos pueden acceder tanto a los programas como a los archivos generados por ellos independientemente del nivel socieconómico familiar. También garantiza que podrán utilizarlo una vez acabados los estudios debido al carácter gratuito general.

A nivel institucional, el software libre no crea ningún tipo de dependencia. Es el bien común quien se beneficia con su uso, en lugar de una empresa concreta que se alimenta de las licencias y el coste de sus aparatos, como en este caso es Apple. La comunidad educativa puede estar tranquila respecto a los programas que usan los alumnos, ya que están revisados por una gran comunidad que garantiza su estabilidad, seguridad y funcionalidad.

Tampoco ata a una concepción concreta de la educación. Los iPad que se van a entregar en Los Ángeles traen materiales de Pearson que se le impone tanto a profesores como a alumnos. Esto no tiene por qué ser así en dispositivos abiertos: cada centro tendría la oportunidad de seleccionar qué materiales incorporar sin que haya ninguno preseleccionado.

Sin perder de vista los valores ya citados, que deberían ser el motor fundamental para implementar estas tecnologías, en el aspecto puramente económico son muchos los casos de éxito en los que se demuestra el ahorro que supone el uso de software libre, tanto en instituciones educativas como estatales, a nivel nacional e internacional. Valencia, Andalucía, Canarias, Francia o Brasil son solo algunos ejemplos, y en todos ellos encontramos cifras millonarias.

Visto todo lo anterior, podemos concluir que si se aplicara un modelo de software libre en Los Ángeles, los miembros de la PEAC podrían estar tranquilos: los fondos se usarían para mejorar las condiciones de la educación; y propiciaría un aprendizaje significativo si se hace entender que la colaboración entre iguales es lo que hace mover al software libre y al mundo en general.

Las ventajas, por lo tanto, no sólo son económicas sino también éticas y sociales, atañen directamente a la enseñanza, por lo que se consigue que los alumnos sean más conscientes de que viven en un mundo donde todas podemos colaborar para mejorarlo sin fronteras de ningún tipo, ni en nuestro ordenador, ni en nuestro centro ni en ningún otro ámbito de la vida. La “generación twitter” del centralismo y uso masivo de herramientas privativas es posible que no sepa ni freír un huevo aunque todos al parecer lleven una “vitrocerámica” en el bolsillo pero es normal ya que desde edad temprana Apple y Microsoft andan vendiéndoles “caramelos con droga” en la puerta del colegio.

No se les enseña a programarse sus propias herramientas, se les incita a comprarlas. No se les enseña a crearse su propio hardware, se les obliga a usar y comprar el de un determinado fabricante. No se educa en valores con software libre ya que lo que se busca son futuros consumidores que ni saben lo que usan ni tienen la oportunidad de saberlo, debido al uso de hardware y software privativo.

Pese a todo, aún existe un futuro por el que luchar. Un futuro con una educación pública universal donde prime la “ética hacker”.


Publicado originalmente para Diagonal Periódico por Fanta y Adrián Perales.
Foto por: Julia Buchner.

Gentileza de http://elbinario.net/

1 comment

  1. Menuda cometa debe estar involucrada ahí… Ya se que no es lo más importante, pero es parte del asunto. Un dato que sí me parece relevante destacar es que la nota habla de una comunidad que se organiza para protestar en defensa de ciertas prioridades, frente a la urgencia de este funcionario de hacer negocios con Apple. “Comunidad” es lo que quiero destacar. Resulta que en esa Nueva Babilonia, centro simbólico de la matrix capitalista global, que es la USA que nos usa, hay gente que no se chupa el dedo y querrá mucho a su californiana Apple pero primero están las prioridades reales de la educación de sus hijos. Mientras que aquí esa comunidad cuesta mucho que se constituya como tal y que se exprese con objetivos definidos, más allá de la puesta en escena de políticos, técnicos y opinólogos mediáticos. No quiero caer en el anecdotario de los ejemplos, porque siempre hay un contra ejemplo que refuta: si uno dice que es mejor escuelas con buenos baños que con los desastres que hay en cientos de establecimientos, no falta el que invoca a sufridas generaciones que llegaron a las alturas profesionales más heróicas a pesar de que hacían popó en los pastizales, en sus tiernos años de colegiales. En nuestra Mendoza falta infraestructura escolar de un modo alarmante. Lo digo porque me consta, no porque leo los diarios y veo los noticieros. Ojalá hubieran comunidades que se pusieran en plan de lucha para lograr mejoras significativas del orden de la infraestructura, las normas de convivencia o de los modos de enseñanza. Bueno, eso, si en la central de la matrix la gente está alerta, tanto más aquí, en la perisferia debiera darse con mucha más razón.
    Luego lo de las herramientas libres. En eso no puedo agregar ni sacar una coma, porque yo soy de los que estamos a mitad de camino, en esos temas. No tengo una posición tomada o tengo una que no está radicalizada, como la del autor. Desde el punto de vista de las ideas que aquí se reivindican yo soy un tibio, por decir lo menos. Pero bueno, es lo que hay. Creo que el Estado debiera jugarse por el software libre, no como una opción, sino como una decisión. Ya que nos atamos a sus designios en tantas cosas, esta es una buena. Y el ciudadano, por sí que decida si quiere cambiarse a software privativo y en qué medida. Lo pongo en términos personales. Prefiero que en la escuela me enseñen Linux, me enseñen a programar, me enseñen cómo funcionan las cosas, me den a conocer y usar herramientas abiertas, libres y gratuitas, etc., con los valores que eso implican. Como no vivo en un foco, me entero de todos modos del mundo del software comercial privativo. Y decido qué pasos doy. Supongo que cada uno tiene un camino distinto para esto.
    Pero volviendo al hilo, ojalá que existan comunidades que se expresen organizada y racionalmente para decirle a los gobiernos locales que antes que las netbooks tienen otras prioridades. Y que las netbooks lleguen también, en algún momento.
    La nota pone el acento en el entrismo de lo privativo versus el derecho a una educación con valores éticos diferentes, como parte de la filosofía hacker. Yo hago foco en que debe haber pronunciamientos comunitarios, que discutan eso. Los discursos públicos que rondan el tema educativo son demagógicos, cínicos e hipócritas. Solo la discusión cara a cara en las comunidades nos va a poner sobre los problemas en su dimensión real y con los caminos posibles… y con los beneficios y costos sociales que cada camino implica. Hasta donde yo veo (quizás veo poco) la gente quiere un chancho gordo que pese poco.

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