A veces cuando pensamos en tecnología sólo relacionamos aquello que nos facilita la vida. Sin embargo; los mayores avances de la tecnología se dieron en el campo del dolor. El daño hacia la otra.
Hoy leía una noticia sobre la violación como tecnología de la tortura; para implantar el terror por parte de las fuerzas de ocupación EEUU en Iraq. Mientras leía el contenido de la nota y veía las fotografías (tres de una serie de dosmil que Obama busca se prohíba su circulación en los medios y en la red); pensaba en un texto que leí “Tecnología, progreso y el impacto humano sobre la tierra” del ensayista Jhon Gray.
En ese texto Gray aducía que las sociedades civilizadas no debían prohibir la tortura porque esa interlocución legal que configuraba la prohibición terminaba dándole entidad y una futura legalidad de ser necesario; desde su prohibición en Inglaterra hasta su “normalización” denuncia el ensayista británico sólo pasaron tres años. Hoy en día la tortura prohibida “legislativamente” en casi todos los países del mundo es practicada de forma obscena por las fuerzas militares y de seguridad en todos los países. Inclusive esta disciplina se ha digitalizado y socializado, de forma que cualquiera puede ejercer alguna forma de tortura sobre su víctima.
Hoy comprendemos que la ser humana se desarrolla y aprende a través de la socialización, del intercambio de experiencias y de conocimiento con las otras. Debido a las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), vemos que este intercambio de conocimientos y las relaciones que crea se han multiplicado y modelado muchas de nuestras conductas actuales.
Cada vez son más las personas que acceden a estas tecnologías y/o inclusive crean sus propios nodos y redes para ensamblar con las redes troncales y acceder a las tecnologías sociales de la comunicación. Uno de los núcleos que más se está volcando a esta forma de interrelacionarse, como forma de recuperar viejos lazos de amistad o familiares, o iniciar relaciones nuevas, son las mujeres. Inclusive se puede ver una impronta muy particular que es la integración a las organizaciones de derechos de genero para participar en su organización, desarrollo y afianzamiento, dentro de los roles, espacios y locaciones que van proponiendo.
Cada 30 horas hay un femicidio
Las mujeres siempre fueron objeto de la violencia y hoy eso ha cambiado muy poco. Basta con hacer un recorrido por las estadísticas; cada 30 horas hay un femicidio, 35% de las mujeres del mundo ha sufrido violencia de pareja o violencia sexual, el 30% de las mujeres que han tenido una relación de pareja refieren haber sufrido alguna forma de violencia física o sexual por parte de su pareja, un 38% de los femicidios que se producen en el mundo son cometidos por su pareja, entre un 0,3% y un 11,5% referían haber sufrido violencia sexual perpetrada por alguien que no era su pareja después de cumplidos 15 años, la primera experiencia sexual había sido forzada en muchos casos (17% en Tanzania rural, 24% en el Perú rural, y 30% en zonas rurales de Bangladesh), cada 15 segundos una mujer es agredida, 2.5 millones de personas son captadas cada año en el mundo para fines de trata (OIT), 2 millones de niñas explotadas sexualmente en el mundo, según cifras de UNICEF, 120 mil mujeres y niñas trasladadas cada año a Europa Occidental para ser explotadas. Se estima que en Japón hay unas 1700 mujeres latinoamericanas como esclavas sexuales (OEA). Y estos datos terribles en sí mismos proporcionados por la OMS (Organización Mundial de la Salud), OIT (Organización Mundial del Trabajo) y la OEA (Organización de Estados Americanos) son sólo una mínima parte de los datos de usos y abusos de las tecnologías del cuerpo para producir sumisión y dolor.
Volviendo a Gray, dice en su libro que tanto la esclavitud como la tortura han sido prohibidas en los países civilizados sin embargo han sido normalizados bajo otras formas como el trabajo fabril, rural o el uso del “submarino” justificado por el Vicepresidente de Bush al decir que no ve “ningún problema al aplicar una ligera inmersión en agua”.
También decía que él creía que se usaría la tortura en Irak porque ya había sido hartamente utilizada en guerras similares como Chechenia y Argelia. Sólo que esta vez no además de personal de “Inteligencia” para llevar a cabo los interrogatorios, se contrató a empresas privadas para asesorar y entregar tecnologías que permitan un mayor logro de información vital para las fuerzas armadas. Estas “tecnologías” entregadas por las empresas privadas se son el abuso sexual, la humillación de las prisioneras y hasta su asesinato, como advertencia para el resto. Esto era documentado y después circulaba entre las tropas irakies que las intercambiaban como si se tratara de figuritas.
Existe una mirada sobre el cuerpo de la mujer como otro donde aplicar tecnologías cada vez más crueles para lograr su sumisión y su terror. Esta misma lógica se usa para someterlas cuando son raptadas e insertadas en la cadena de trata de personas y se replican en el uso de las redes y la tecnología digital, donde a través de las herramientas TIC se comercian sus cuerpos violados y torturados como si fueran cualquier otro objeto y se viralizan diferentes tipos de estereotipos donde la mujer es criminalizada reproduciendo y perpetuando roles negativos. Las TIC terminan reproduciendo y perpetuando las Tecnologías del Dolor.
Hoy Facebook es el nuevo muro donde las madres desesperadas cuelgan las fotos de sus hijas buscadas o donde muchas denuncian replicando las notas de periodistas y medios que siguen estos fenómenos creándose una gran base de datos y de conocimiento de esta realidad, pero a ningún progreso porque la realidad es que el progreso no es el desarrollo natural del conocimiento; sino que el progreso es la decisión política de una comunidad de avanzar hacia formas de organización más justas para todas sus integrantes, el conocimiento es la herramienta que usa esa comunidad para instrumentar ese progreso.
Como muchas, yo fui vinculándome con la tecnología por dos motivos: poder realizar tareas más fácilmente sin usar los conocimientos que ponían nuevas tecnologías a mi alcance y por “mis mujeres” (mi ex-esposa es docente, mi actual compañera es bibliotecaria y era técnica de redes, mi hija mayor es historietista y actriz de teatro). En ese recorrido al hablar con ellas, muchas veces pregunté por qué era una constante la criminalización de la mujer y la aplicación de tecnologías del cuerpo para lograr su sumisión. Desde la persecución de las filósofas y poetisas durante el surgimiento del monoteísmo y la destrucción del Serapeo, hasta la Inquisición al presente. Y me quedo con la respuesta de mi actual compañera “Todo conocimiento se basa en la vida y el hombre no está capacitado para dar esa vida. Nosotras sí”.
Desde el hactivismo muchas hemos presentado nuestra posición a favor de la vida y de la no discriminación de la mujer ya sea como víctima de los abusos y torturas que describo aquí, ni del lenguaje, ni del uso de las tecnologías.
La única manera de desterrar estas aplicaciones nefastas para las mujeres y para todas las personas es logrando la abolición del secretismo en los gobiernos; logrando sistemas de democracia directa, organizaciones sociales que autogestionen la seguridad, sacando esa función a instituciones hoy sospechadas hasta de ser parte de las trata de personas y el narcotráfico en una vuelta de tuerca de Crimen SA.
Para desmontar estos mecanismos de terror, hay que acceder al código que lo origina y reemplazarlo desde 0. Reemplazar el paradigma que le permite a una soldado de inteligencia de un país tomar a una niña de 14 años violarla, golpearla y asesinarla para obtener información, como parte de su trabajo.
Cuando hablamos de tecnología significa que estas personas desarrollan estas practicas como parte de mecanismos de guerra. Hablamos de gente dedicándose a desarrollar el dolor de otras…