La moda nació en Dinamarca hace cuatro años. Por aquel entonces, un grupo de voluntarias comenzó a tejer pulpos de ganchillo para regalárselo a las familias de bebés prematuras. En su opinión, los tentáculos de los peluches de punto guardan una cierta similitud con el cordón umbilical que alimenta a las niñas cuando están en el vientre de sus madres. Las defensores de las pulpitos solidarios creen que su forma podría ayudar a las bebés nacidas antes de tiempo durante el tiempo que pasan en las incubadoras.
Pulpitos solidarios, cuando la solidaridad es un riesgo
La introducción de los pulpitos solidarios en la incubadoras ha sido defendida con ahínco por las promotoras de esta iniciativa solidaria. Los peluches de ganchillo suponen, a su juicio, un beneficio para las bebés prematuras en base a las supuestas investigaciones realizadas hasta la fecha. La afirmación, sin embargo, no es cierta. Valencia Walker explica a Hipertextual por correo electrónico que “no hay estudios científicos” que lo corroboren, y que los pulpos de punto están siendo utilizados “de forma empírica”. El resto de expertas consultadas por ese medio van mucho más allá y califican la iniciativa como un “grave riesgo” para las recién nacidas, que no cuenta además con ningún beneficio.
El cariz solidario de los pulpitos solidarios, sin embargo, no ha convencido a las expertas consultadas por Hipertextual. “No hay ninguna evidencia de su efecto positivo”, afirma Mª José Mas, responsable de la Unidad de Neuropediatría de la Xarxa Sanitaria i Social de Santa Tecla (Tarragona). “Las prematuras son extraordinariamente inmaduras, más allá de su pequeño tamaño, ya que todos sus órganos están formándose y precisamente la inmunidad es uno de sus puntos débiles. Lo más temido por una neonatóloga son las infecciones del prematuro“, comenta por correo electrónico. La especialista considera la moda de los peluches de ganchillo como “peligrosa y ñoña, basada en la sensiblería y en la falta de respeto que suele rodear a todo lo que se relaciona con la infancia”.
Su opinión coincide con la de José Ramón Fernández, pediatra en la unidad de Neonatología del Hospital Santa Lucía de Cartagena. En conversación conHipertextual, Fernández señala que “es muy difícil esterilizar por completo los juguetes, especialmente si son blandos”. La introducción de los pulpitos solidarios en las incubadoras de las bebés prematuras supone, a su juicio, un incremento del riesgo de infección de las pequeñas. “Aunque consiguiesen esterilizarlos por completo, se sabe que los juguetes pasado cierto tiempo se acaban contaminando de nuevo”, apunta el médico.
Por otro lado, Héctor Boix, coordinadora de Investigación en Neonatología en el Hospital Universitari de la Vall d’Hebron, explica a Hipertextual que los pulpos solidarios son “elementos posiblemente contaminantes y propagadores de infecciones”. El pediatra, que también es vocal de la Sociedad Española de Neonatología, señala a título personal que la moda supone “un riesgo totalmente innecesario”. “[A los pulpitos solidarios] se les atribuyen unos beneficios totalmente hipotéticos y no demostrados, que crean unas expectativas en las madres de niñas prematuras totalmente infundadas“, comenta a este medio.
“No corramos riesgos innecesarios”
La presidente de la Sociedad Española de Neonatología, Máximo Vento, explica a Hipertextual que la iniciativa surgió de una forma espontánea, con comentarios que apuntaban que quizás los muñecos de ganchillo podrían ser útiles en la estimulación para desarrollar capacidades sensoriales. Sin embargo, el también jefe de Sección del Servicio de Neonatología del Hospital La Fe de Valencia rechaza que se haya demostrado que los peluches de punto tengan algún beneficio positivo. “No hay ningún estudio clínico serio, evaluado y contrastado” que lo pruebe, afirma al otro lado del teléfono.
Dado que las prematuras “son niñas muy delicadas con muchas complicaciones”, resulta clave extremar la vigilancia ante cualquier intervención que se haga con ellas. Las profesionales sanitarios deben evaluar con la máxima cautela los posibles beneficios y los hipotéticos riesgos de cualquier práctica sobre las recién nacidas, y aplicar sólo las que tengan un resultado positivo al hacer dicho balance. Hasta la fecha, se ha demostrado que algunas intervenciones como la estimulación precoz en la incubadora, el contacto piel-piel con la madre, la rehabilitación precoz o la estimulación sensorial cuentan con beneficios para las más pequeñas. “En el caso de los pulpitos solidarios no hay un efecto positivo probado, pero sí muchos riesgos”, reitera el especialista.
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Vento critica que todo lo relacionado con las niñas se infantiliza “con facilidad”. Una opinión en la que también coincide otra pediatra, José María Lloreda, que escribió un artículo muy crítico con los muñecos de ganchillo. “Las prematuras son algo más que una cursilería, no se salvan con pulpitos ni con peluches. Dejémonos de infantilizar nuestro comportamiento”, pidió el pediatra del Hospital Universitario Santa Lucía de Cartagena en su blog de divulgación Mi reino por un caballo. En las últimas semanas, las noticias aparecidas en los medios de comunicación destacan la ternura de unos muñecos que, según la evidencia científica disponible, esconden en realidad muchos peligros para las pacientes pediátricas.