En dos meses entra en vigencia la normativa que lograron las grandes corporaciones de la INTERNET en EEUU.
Ahora, entendamos en qué nos beneficia La neutralidad de la red. Consiste en darle un trato idéntico al tráfico de datos de la web, sin priorizar el acceso a unos sitios por sobre otros. La idea es que se garanticen las condiciones de igualdad para asegurar libertad, tanto en el consumo como en la transmisión de contenidos.
En Estados Unidos, el pasado 14 de diciembre de 2017, se dio por finalizada la neutralidad de la red. Así lo determinó la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). Una de las consecuencias de esta decisión es que ahora las proveedoras de Internet como Comcast, AT&T, Verizon y Time Warner tienen vía libre para imponer tarifas a los sitios web para priorizar la velocidad de transmisión de sus contenidos. A instancias de la ex asesora jurídica de Verizon Ajit Pai; hoy devenida a instancias de Trump en presidenta de la FCC.
Si bien en Argentina contamos con la Ley Argentina Digital que establece uno de los rangos más altos de neutralidad en la red, esta ya viene siendo criticada por haber sido una ley del modelo kirchnerista y por impedir a Clarín (hoy dueña de la administración de la red gracias a su “amiga” presidenta M. Macri). La nueva regulación estadounidense nos afecta indirectamente ya que la mayoría de los servicios que usamos tienen sus servidores en EEUU -en principio- y no puede descartarse que esta ola fascistoide de derechas conservadoras tomando el poder del mundo por las buenas o las malas, ante la pasividad de todas nosotras produzca una nueva ola de políticas censurativas como las iniciadas por la caza de brujas del macarthismo y que en países como el nuestro dio origen a organizaciones como OPA de la que salieron personajes como Bernardo Neustad, la posterior Triple A y el inicio del periodo más oscuro de nuestra historia.
De hecho, Macri se ha estado reuniendo con las popes de Silicon Valley en Davos para charlar sobre esas y otras políticas que tienen que ver con la neutralidad digital como el uso de software privativo en las dependencias del estado.
Ni hablar del uso del Programa Escuelas de Innovación de Microsoft que quiere aplicarse a todas las escuelas de la República.
A todas estas políticas de dependencia sólo puede enfrentárselas con una fuerte organización de las ciudadanas y políticas de acción claras que rompan con nuestra dependencia a la matrix capitalista, que nos aliena al punto de idiotizarnos y aceptar la palabra de los medios oficiales como palabra santa.
Estas políticas son claras desde el mundo digital;
1. Usar GNU/Linux como sistema operativo (preferentemente de los desarrollados por las comunidades y no por las empresas digitales).
2. Usar Software Libre para el desarrollo de nuestro trabajo y promoverlo en todos los ámbitos profesionales.
3. Promover y desarrollar el uso de redes federadas, libres y neutrales (mesh).
4. Usar redes sociales federadas como GNU-Social, Quitter, Mastodon o Diáspora; incentivar que las escuelas, radios libres, organizaciones sociales las instalen en sus servidores para dar el servicio a sus militantes.
5. Construir servidores basados en software libre que ofrezcan a todas las ciudadanas los servicios que hoy nos ligan a las grandes empresas que comercian con nuestra BIG DATA (nuestros datos particulares agrupados en los grandes servidores), de manera libre, autónoma y neutral.
6. Hacer campañas de lobby para forzar a las diputadas y senadoras a impulsar leyes que protejan las redes federadas y obliguen a las empresas a conectarlas a la red nodal para que estas redes no sean sólo locales sino también globales.
La descentralización de la red es fundamental para contrarrestar las políticas de acumulación empresarial, compartiendo los conocimientos con todas las comunidades.