La brecha de género en el mercado laboral se ha reducido significativamente en las últimas décadas. Sin embargo, hay una dimensión en la que las cosas cambian muy lentamente. La llegada de las hijas afecta de manera muy diferente a padres y madres.
Mientras que la paternidad no afecta a la carrera profesional de los varones, las madres tienden a sufrir un descenso notable en sus ingresos y en su participación en el mercado laboral. Kleben y coautoras (2018) estiman que el 80% de las diferencias salariales entre hombres y mujeres se debe a la maternidad.
Cabe preguntarse hasta qué punto el diferente efecto de la maternidad y la paternidad refleja factores biológicos o culturales. Las mujeres paren y pueden dar pecho, lo que podría inducir cierta especialización dentro de la pareja. También podrían existir diferencias en las preferencias de hombres y mujeres para dedicarse al cuidado de las niñas, o normas sociales que favorecen que sean las mujeres las que se encarguen.
Con el fin de cuantificar la importancia de estos factores, en un reciente trabajo, Emily Nix y Martin Eckho Andresen examinan un grupo de control muy interesante: qué ocurre con las mujeres que tienen una hija pero cuya pareja, en lugar de ser un hombre, es una mujer. ¿Se resiente su carrera profesional de la misma manera que en el caso de las madres heterosexuales? ¿Y qué ocurre con la carrera de sus parejas?
Las autoras utilizan información de Noruega y su base de datos incluye unas 600 parejas lesbianas y un cuarto de millón de parejas heterosexuales.
Las parejas lesbianas en su mayoría concibieron su hija a través de la inseminación in vitro, y es posible identificar tanto a la madre biológica como a su pareja.
Brecha salarial temporal o perpetua
Las siguientes gráficas ilustran de manera muy elocuente los resultados. A la izquierda se observa la evolución salarial de las parejas heterosexuales. Los ingresos de padres y madres evolucionan de manera similar pero, tras el nacimiento de su primera hija, las madres sufren un descenso de un 20% en sus ingresos mientras que la carrera de los padres prosigue normalmente.
El impacto de la maternidad en las parejas lesbianas es muy diferente (gráfica de la derecha). En este caso la madre biológica experimenta una reducción de sus ingresos de únicamente un 13%. Su pareja, al contrario de lo que ocurre con los varones heterosexuales, sufre un impacto negativo en sus ingresos de cerca de un 5%.
Otra diferencia notable entre madres homosexuales y heterosexuales es que, para estas últimas, la brecha salarial se perpetúa en el tiempo. En las parejas lesbianas se cierra al cabo de 5 años.
La evidencia de las parejas lesbianas sugiere que el impacto negativo de la maternidad en la carrera profesional de las mujeres heterosexuales no se puede explicar únicamente por el impacto del parto y la lactancia. Cuando la pareja es otra mujer, este impacto es menor, es compartido, y desaparece a los pocos años.
Las autoras también comprueban que esto no se debe a que las parejas lesbianas dediquen menos tiempo a sus hijas. Al contrario, observan que el desempeño escolar de las hijas de madres lesbianas es significativamente superior al de las hijas de familias heterosexuales, incluso a igualdad de ingresos familiares y nivel educativo.
Baja de paternidad y guarderías
Las autoras también estudian la efectividad de las dos principales políticas públicas con las que los gobiernos intentan atenuar el impacto negativo de la maternidad: la baja de paternidad y el acceso a guarderías.
Con la baja de paternidad se espera que los varones se impliquen más en el cuidado de sus hijas y esto permita a las madres una rápida reincorporación al mercado laboral.
Para estudiar su impacto, las autoras explotan la introducción en Noruega de 4 semanas de baja de paternidad a principios de los 90 del pasado siglo y las ampliaciones sucesivas hasta alcanzar las 14 semanas en 2013. Comparando las familias que tuvieron una hija unos días antes y unos días después de cada reforma, se observa que no hay ningún impacto sobre el desempeño laboral de las madres. Sus ingresos caen en igual medida independientemente de las semanas de baja de las que disponga el padre. Tampoco se observa ningún efecto sobre la carrera profesional de los padres.
Lo que sí resulta efectivo es aumentar la disponibilidad de plazas de guarderías. En este caso las autoras estudian el impacto de un programa de subsidios a guarderías para niñas de 1 a 3 años que el gobierno noruego inició en 2002 y que progresivamente fue extendido a lo largo de todo el país. Los ingresos de las madres son significativamente mayores cuando disponen de guarderías. En términos cuantitativos, las guarderías reducen en cerca de un 25% la brecha salarial producida por la maternidad.
En resumen, el excelente trabajo de Emily Nix y Martin Eckho Andresen demuestra que el impacto negativo de la maternidad sobre la carrera profesional de las mujeres (heterosexuales) no se debe únicamente al parto y la lactancia sino que refleja normas sociales y/o diferencias en preferencias.
Además, el análisis de las políticas públicas muestra que, si los gobiernos desean rebajar esta brecha de género, es más efectivo mejorar el acceso a guarderías que extender las bajas de paternidad. Pero más allá de las políticas públicas, lo más importante es la selección de la pareja. Si quieren evitar que la maternidad penalice su carrera profesional, no hay nada como emparejarse con otra mujer.
Este artículo fue publicado originalmente en Nada es Gratis.