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“La chusma de descastadas que invadió nuestra tierra, llegó con las manos vacías y de pronto se hizo dueña de vidas y haciendas, relegando a la población india todas las tareas manuales que despreciaba y que tuvo que soportar en España. De ahí que se les llamara q’aras, gente desnuda.” (Rivera Cusicanqui. Un mundo ch´ixi es posible. )
La pobreza es tratada como un problema en sí misma.
Para lo que las economistas han planteado como el problema de la escasez, en el postulan que todos los recursos son insuficientes y no durarán en el tiempo, si no los limitamos; pero esto no parece aplicarse a las más ricas.
El verdadero problema es que la ciencia de la economía parece ser un montaje para engañarnos, donde alguien postuló que la pobreza era un problema preexistente al capitalismo, que será solucionado en el tiempo, gracias al derrame de las riquezas producidas.
Pues el único derrame que hemos visto en estos tiempos ha sido el de desechos, petroleo y contaminación de toda especie por el planeta, la miseria cada vez mayor de los pueblos menos desarrollados y expoliados.
La realidad es, que el problema es la riqueza y la pobreza es su consecuencia, más inmediata; porque como ellas dicen los recursos no son infinitos, pero aún es peor los recursos hubiesen sido suficientes y hubiesen tenido su consecuente renovación, sí no hubieran sido expoliados por individuos de nuestra especie en cada generación desde Ur al presente.
La página de OXFAM INTERNACIONAL nos dice:
La pobreza es una epidemia que afecta a millones de personas en nuestro planeta. En el mundo, 1.400 millones de personas sufren pobreza extrema y casi 900 millones sufren hambre, no tienen acceso al agua potable y a otros servicios básicos como la salud y la educación.
Generalmente los gobiernos aplican políticas paliativas que le permiten “dibujar” los números de la pobreza, pero en la pandemia interminable que comenzó en 2020 esto fue insuficiente, la crisis financiera provocada por las sobreganancias de las ricas, que aumentaron sus fortunas hasta 5 veces más que antes de la pandemia y provocó el ingreso de 90 millones de personas a la pobreza. Teniendo en cuenta las proyecciones del Banco Mundial, que son proyecciones muy ajustadas, estaríamos en porcentajes inaceptables de inequidad, ahora sí hacemos una proyección más acorde a los costos de una alimentación aceptable en los países como el nuestro.
Según la página Vivirenn se necesitan entre 70 y 110 dólares por mes y por persona para alimentación en Argentina, de 300 a 500 dólares para alquilar desde un monoambiente a un departamento de dos ambientes y alrededor de 25 dólares en productos de higiene. Sí sumamos todo eso nos da que necesitamos 435 dólares por mes o sea unos 14,5 por día para vivir minimamente, muy lejos de los U$S 2,15 de los porcentajes académicos.
En el Reporte de inequidad mundial 2022 nos enteramos que las más ricas pasaron en solo dos años del 65% al 75% de la riqueza mundial, mientras las más pobres solo el 2% de la riqueza mundial. Esto indicaría que las más pobres deben vivir con U$S 3000 por año contra los U$S 560000 anuales de las más ricas en promedio.
Mientras en Europa la diferencia entre ingresos medias de pobres y ricas va del 5 a 8 veces más de diferencia, en nuestro país va del 19 veces en 2020, mientras en 2022 llegó a 23 veces la diferencia de ingresos y no hay una proyección a la baja, mientras no se interpongan leyes más fuertes que limiten la riqueza individual y pongan un tope permanente a esta brecha financiera.
Nos han convencido de que la pobreza y la riqueza son el resultado de los esfuerzos y sacrificios de unos y la mediocridad y flaqueza de las otras, cuando una simple mirada a la realidad económica más básica demuestra que desde los años 80 la pobreza ha aumentado sin parar por las politicas neoliberales impuestas por los gobiernos títeres de los poderosos. La pobreza NO es el problema, es solo una consecuencia del verdadero problema y ciertamente es la consecuencia más evitable, basta con distribuir con mayor justicia la riqueza producida con los recursos que nos pertenecen a todas, como la tierra, el agua, los minerales y el conocimiento.
Una de las mayores conquistas debería ser sin duda alguna incluir el reconocimiento de los bienes comunes en la constitución. Las argentinas tuvimos una constitución que avanzaba en ese sentido, la del 49, que fue anulada de facto por una dictadura y ningún gobierno democrático posterior ha recuperado, porque de hacerlo no existirían monopolios, latifundios, privatizaciones de los recursos naturales, ni de la energía, transporte y comunicaciones. Tal vez deberíamos empezar por ahí para recorrer el camino a una mayor igualdad.
Incluso desde el punto de vista ecológico, todas las políticas implementadas por los gobiernos títeres y con la complicidad de las actoras que se supone deberían oponerse, fueron y son equivocadas. El 10% más rico produce entre el 50% y el 60% de la contaminación global, mientras el 50% más pobre solo produce entre el 9% y el 12% de esa contaminación, las políticas de control y de reducción de la contaminación deberían apuntar sin duda a las ricas, pero muy por el contrario apuntan hacía los sectores de menores ingresos, las campesinas pobres y las trabajadoras.
Mientras las políticas implementadas no apunten al verdadero problema de la distribución desigual y elitista, la pobreza seguirá en aumento, la contaminación seguirá en aumento, las ricas nos llevarán indefectiblemente hacia un final que nos incluye a las pobres.
Cumpliendo los sueños de Kissinger y Gates, de menos habitantes para alimentar y mantener, solo las necesarias para producir lo que ellas consuman, donde ellas pidan desde su living y alguien en el mundo se movilice para servirles.
El informe de la desigualdad señala que la desregulación financiera, la privatización y una fiscalidad menos progresiva en los países más ricos y la privatización a gran escala en las economías emergentes han contribuído a aumentar la fortuna de las ricas en las últimas décadas. La desigualdad mundial se acerca a la que existía en el punto máximo del imperialismo occidental a principios del siglo XX, señala el informe.
Hoy la brecha en los ingresos es similar a la de 1910 cuando las ricas ganaban 41 veces más que las más pobres, no se debe volver allí. Muy por el contrario ahi que aplicar todas las políticas y programas posibles para revertirlo y para eso es fundamental que exista un mayor programa impositivo hacia la riqueza. Hoy no solo lo pedimos quienes pensamos desde las izquierdas: las demócratas en EEUU acaban de pedir la implementación en ese sentido, las ricas agrupadas en “Multimillonarias para la Humanidad” han dicho que vivir gastando grandes sumas sin contribuir con la humanidad esta mal y les piden a sus gobiernos que implementen mayores impuestos a su clase para poder invertirlos en educación, salud y protección del medio ambiente.
“Hoy, nosotras, las millonarias y multimillonarias que suscribimos esta misiva les pedimos a nuestros gobiernos que nos aumenten los impuestos. Inmediatamente. Sustancialmente. Permanentemente”,
Dice en la Carta Abierta que firman 83 multimillonarias de distintos países a nivel global (ninguna argentina, ni española, ni Paolo Roca), en este sentido también la OXFAM recomienda: Los Gobiernos deben tomar medidas urgentes para poner freno a la riqueza extrema. Deben elevar sin demora la tributación sobre la riqueza, el capital y los beneficios “caídos del cielo” de grandes empresas, e invertir este dinero en la protección de la población con mayores necesidades y en la reducción de las desigualdades y el sufrimiento.
En la Argentina solo fue un donativo, que muchos incluso rechazaron y se negaron a dar, con la complicidad de jueces ricas que toman aperitivos y cenan con las más ricas del país. Ya no hay motivo alguno para no entender algo básico: El problema es la riqueza individual desmedida.
Les dejo la frase final de la carta de Millonarias por la Humanidad, espero que seamos muchas las que la entendamos como lo que es y no como lo que nos han dicho. Pensar en un impuesto a las ricas no es querer un Soviet o Cuba, es un acto de justicia social, la opción correcta. Y nos lo dicen ellas mismos hoy:
“A diferencia de decenas de millones de personas en todo el mundo, no tenemos que preocuparnos por perder nuestros trabajos, nuestros hogares o nuestra capacidad de mantener a nuestras familias (…) Así que por favor. Hágannos pagar impuestos, hágannos pagar impuestos. Es la elección correcta. Es la única opción”.