Uno de los servicios de correo electrónico más utilizados por quienes quieren proteger su privacidad es Rise Up. Aunque no es el único posee un sostén ético que es compartido por muchas hacktivistas.
Los puntos fuertes de Rise Up son sin dudas su sostén ético, su fuerte inclinación a la privacidad de la usuaria y un manejo de la información restringida a lo necesario para mantener operativo el sistema.
Pero… y siempre hay un pero. En la relatividad de una red centralizada donde se proclama libertad y neutralidad; pero se aplican, tecnologías de control fuertemente invasivas de los derechos civiles. Y el mayor «pero» hoy por hoy es la ubicación geográfica de los servidores.
Los de Rise Up se encuentran en EEUU; donde la Ley contra el Terrorismo le da a la NSA el poder de Dios, en nombre de la seguridad nacional. La misma ley, con las mismas prerrogativas en el mundo virtual, que en el analógico le permite a un marine torturar y abusar de una detenida en Guantánamo abusar sexualmente de niñas y jóvenes en los países ocupados que acusaron de usar el terrorismo y asesinar a quien le plazca, por el simple hecho de ser estadounidense.
O sea: más allá de las buenas intenciones del colectivo detrás de Rise Up; está en terreno enemigo. Y esa enemiga de las libertades humanas cuenta en su territorio con todo el bagaje legal necesario para someterlas; con toda la maquinaria paramilitar necesaria para perseguirlas, con toda la maquinaria “hacker ética” necesaria para atacarlas y espiar sus bases de datos. Esta realidad hace que todos nuestros correos tengan como paso obligatorio el calador espía de la NSA en su propio territorio.
Por eso es muy importante la construcción de nodos independientes que se armen y se pongan operativos desde las radios comunitarias, los hacklabs, las bibliotecas, las centrales obreras, barriales y campesinas; que vayan independizando la red, conformando redes alternativas tipo mesh, vpn y otras tecnologías totalmente libres y de fácil acceso a la lega.
Es primordial entender que la red es una construcción global que se ha ido construyendo tramo a tramo y las empresas que mantienen la red no pueden simplemente apagarla porque nosotras la dejamos de usar. Toda la información existente hoy por hoy desde la financiera a la estadística pasa por la red. Hoy[pullquote] apagar la red significa dejar de funcionar y el sistema no puede dejar de hacerlo[/pullquote]; por lo que apuntará a profundizar su control aplicando todas las tecnologías posibles para saber que hacemos, como lo hacemos y censurar los contenidos para que sean aceptables dentro de la moral capitalista.
Esto significa que nos espiará usando todos los programas posibles, usará todos los ataques posibles DDoS, MITM y también infectará la red con programas malware que penetren y denuncien nuestra privacidad. Por eso; cada vez se hace más importante pensar en la capacidad de reconstrucción que tenemos las colectivas sociales para trabajar en común, respetando la pluralidad de ideas y de instrumentaciones que nos hacen libres. Sólo logrando esta independencia tecnológica -no sólo del sistema, sino también de los estados- podremos avanzar a una diversidad generadora de nuevas experiencias y de conocimiento.
Durante el Menemismo se destruyó la educación técnica; pero, más importante aún, se destruyó la cadena de traspaso del conocimiento que habían construido las artesanas, luthiers, talleristas y técnicas en sus pequeños galpones y garajes. Se rompió esa costumbre de formar a una aprendiz para que continue nuestro trabajo y lo traspase. Es fundamental reconstruir esa cadena de saberes tanto en lo analógico, como en lo virtual y para reconstruirla debemos independizarlas de lo macro, de lo global, de la dependencia del estado.
Hace unos meses atrás publicábamos una excelente nota de Marcos Guglielmetti sobre el mapeado de la red, que nos mostraba a las claras el recorrido de los datos generados en nuestro país y la paradoja de enviar un mail a nuestra compañera, amiga y otras que residen a unos km de nosotras y que ese mensaje hacia un recorrido extraterritorial poniéndose al alcance del espionaje de la inteligencia por no contar con servidores dentro de nuestro territorio. En Argentina existe un supernodo perteneciente a la infraestructura privada de la red; esta infraestructura forma parte de convenios internacionales que responde a intereses de geopolítica y geoeconomía globales insertos en escenarios de ciberguerra, cibereconomía y ciberguerrilla; este escenario que construye a las nuevas “enemigas públicas” y a las “heroínas públicas” provee las excusas para interceptar e irrumpir en el intercambio de datos-contenidos.
Es un hecho que aquellas empresas que han construido la estructura que da vida a Internet responden a los intereses corporativos de aquellos gobiernos que han hecho del espionaje industrial, social y ciudadana una práctica común que se ha transformado en el eje de sus instrumentaciones.[pullquote position=»right»] Lo único que sigue llamándome la atención de esta construcción es que sean ellas las que definan los “ejes del mal”[/pullquote]; como la unión antojadiza de gobiernos díscolos y esta definición sea tomada por los grandes medios como real. No me llama la atención la coherencia de estos medios, sino la credibilidad que aún mantienen ante una masa ciudadana global que ha evolucionado en el acceso a la información y sin embargo parece ignorante de lo que sucede y se instrumenta a su alrededor.
Es por eso que insisto en la necesidad de instrumentar acciones conjuntas para instrumentar una red alternativa donde los nodos se emplacen en las radios y centros comunitarios; con libre producción de las organizaciones e individuas, respetando la producción y la diversidad de ideas y experiencias.
Es necesario que las organizaciones garanticen la liberación de los recursos comunes rompiendo su cercado y para eso debemos contar con herramientas comunes que nos permitan el estado de asamblea permanente.
[pullquote]La educación no puede ser defendida por un grupo de educadoras; sino que debe ser una prioridad del conjunto[/pullquote]. Una docente no puede ganar un sueldo inferior al que gana una policía o una concejal, por la simple razón que cualitativamente una docente crea condiciones que sirven a la evolución del conjunto de la sociedad, mientras una policía sólo ejerce una función de represión del delito (aunque hoy se haya comprobado que lo estén generando) y una concejal busca las mejores condiciones posibles para la ciudadanía gestionando leyes y ventajas (aunque el cabildeo hoy sea la principal fuente de corrupción y el porcentaje de enriquecimiento de las funcionarias sea obsceno). Hablo de cuestiones ideales; si nos basamos en la realidad absoluta las fuerzas de represión y las políticas no tiene ninguna justificación para tener un mayor sueldo que una docente, pero basadas simplemente en cuestiones ideales tampoco. La única justificación real de los beneficios económicos de las políticas y las fuerzas represivas es la necesidad del sistema de ellas para mantener al conjunto de los pueblos divididos y atemorizados. Esto también puede romperse con una fuerte organización de las instrumentaciones sociales. Un ejemplo sería la irrupción de un mercado popular donde la producción campesina sea vendida directamente a la ciudadanía y esta la apoye de forma prioritaria; o la instrumentación de los colectivas tecnológicas con las colectivas comunicacionales para lograr redes libres y con una decidida política de neutralidad que rechace la censura.
Todas las herramientas que desarrollemos y pongamos en práctica para lograr un mejor ejercicio de nuestra libertad como la capacidad de ejercer soberanías debe ser independiente de las instrumentaciones geopolíticas y geoeconómicas ejercidas desde el poder.
La única forma de que lo relativo empiece a ser concreto es instrumentar lo digital desde lo analógico y proyectar los desarrollos en lo analógico. O sea solo tendrá sentido si cambia la realidad concreta, cambiar realidades virtuales es solo ficcionalización.