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La Internet prohibida

La solución a todo es analógica y tiene que ver con construir estructuras sociales fortalecidas con educación, con herramientas que ayuden a las personas a recuperar su maternidad, su ciudadanía y la libertad responsable.

En noviembre de 2013 se desarrolló el seminario “Análisis de las políticas públicas sobre tecnologías de la comunicación y la información en Argentina y América Latina”, en el anexo C de la Cámara de Diputados de la Nación organizado por el presidente de la comisión de Comunicaciones e Informática de esa Cámara, el bonaerense Mario Oporto, y con el auspicio del Grupo Veintitrés.

Mario Oporto, explicó que se busca “hacer un aporte al debate sobre Internet y el vacío legislativo en la materia. Como en su momento se discutió sobre la necesidad de una ley de medios para regular y democratizar el área de la comunicación audiovisual, ahora creo que la tarea legislativa debe orientarse al tema Internet. Por eso sumamos un aporte a este debate con una reunión académica de análisis general, con un experto de nivel internacional, como Raúl Katz, y la presencia de los especialistas en medios de comunicación Martín Becerra y Glenn Postolski. Este es un debate que interpela a la política y a la sociedad”.

Este debate se da en medio de un embate mayúsculo a la red. Con proyectos de intromisión estatal como SIBIOS y transestatal como PRISM; la latencia de leyes que buscan justamente legislar para darle poder a los estados sobre la red o -su salida marco- los acuerdos transnacionales como el Acuerdo Transpacífico (véase “Wikileaks revela peligroso tratado confidencial” en este mismo espacio), que les da a los estados y a las privadas representadas el poder de perseguir y efectuar acciones punitivas contra web y particulares que intercambien archivos (libros, música, películas).

Por otro lado las leyes que buscan aplicarse a la regulación de las actividades criminales en Internet como la Ley anti-Grooming recientemente votada por el congreso es impulsada por grupos como “Argentina Segura” (del Grupo ESET, que es el desarrollador de programas antivirus y cortafuegos privativos); Informática legal, USUARIA (Agrupación de desarrolladoras informáticas privadas), Microsoft, entre otras. Todas empresas de probados lazos con los estados espías y que entregan sus datos a departamentos de control como la NSA.

El planteo de una “Internet segura” de estas empresas es una Internet vigilada.

Entiéndase bien lo que planteo. Yo creo que toda la que realice “acciones deliberadamente emprendidas por una adulta con el objetivo de ganarse la amistad de una niña, con el fin de disminuir las inhibiciones de la niña e influirla para que realice acciones de índole sexual” (definición de groomig); debe ser denunciada, encarcelada, enjuiciada y condenada. Pero no puedo aceptar que para proteger a mi hijo menor que tiene Facebook (Diaspora lo aburre=> Critica a las desarrolladoras libres!), se mantenga bajo vigilancia a los millones de personas que navegan por la red, ni siquiera a los 40 millones de Argentinas.

La seguridad de mis hijas es mi responsabilidad. Este es un mundo de delegaciones a niñeras-dispositivos, delegamos nuestras hijas al televisor que distrae a la nena para que no llore, el celu donde puede ver la última de Justin Bieber, la Tablet y ese pajarito maligno morado; pero no a una humana jugando al ludo o a la payana. Hemos cedido nuestra maternidad, nuestra parte en la educación de nuestras hijas a unos aparatejos que ni siquiera piensan por si solos. ¡Oh Dios! ¡Un defensor del software libre diciendo estas cosas! ¿Qué está pasando?

Sería injusto que yo les planteara que la neutralidad en la red es responsabilidad del estado y no de nosotras las usuarias. Es exactamente al revés; si estas leyes pasan y son aplicadas en contra de nuestra libertad, es nuestra culpa. Nosotras somos las únicas responsables, por nuestra indiferencia y pasividad. Lo mismo pasa con que la canasta familiar se escape de nuestros bolsillos, que perdamos el acceso a la tierra, que hayamos perdido nuestras fuentes de trabajo, que haya un 10% que gane 5 veces más que el otro 90%. Es momento de recuperar la dignidad, la maternidad y la libertad, no solo en ese mundo virtual que llamamos Internet sino también en el analógico.

¿Cómo vamos a defender nuestra privacidad si se la entregamos a los bancos y a las Corporaciones de consumo? Nos convertimos en esclavas de nuestras deudas. Que por cierto renovamos todos los meses hasta que fallecemos o perdemos nuestras facultades mentales.
¿Cómo vamos a defender nuestra privacidad si ponemos todo lo que nos pasa en el muro de Facebook o Twitter? Ayer vi un contacto de mi contacto que tenía como avatar un pájaro azul, me llamo la atención y lo clikee, para mi sorpresa no había restricciones en su muro y había 2 álbumes con fotos de su “chica” en poses “hot” bastante cercana a reeditar a Eva en el paraíso.

No soy una moralista ni mucho menos, pero ¿por qué esa necesidad de exponerse a ese punto? Otro que ya sí era uno de mis contactos colgaba punto por punto su itinerario de vacaciones, después de un mail mio decidió sacarlo; en ese mail solo le explicaba los peligros de acceso no autorizado a su muro y lo desprotegido que estaba poniendo su casa vacía mientras vacacionaba y a su familia dando a las posibles malvivientes su posición exacta en un lapso temporal. O sea por un lado reclamamos seguridad, pero por otro nos exponemos autogenerando nuestra inseguridad.

Volviendo a Oporto y sus palabras citadas textualmente más arriba, no existe ningún medio de comunicación más democrático que Internet y sería lesivo a los derechos individuales su regulación. El debate en torno a la red debería centrarse como el debate de la otra red, la analógica, la compuesta por calles, casas, clubes, plazas, escuelas, etc en la responsabilidad social, no en limitar y vigilar.

La Ley Blumber,g que vino a legalizar la mano dura para “parar con la delincuencia”, a casi una década de aplicarse, nos enseñó que no sirve para más nada que profundizar los hábitos delictivos dentro de las fuerzas de seguridad y mayor ferocidad en el accionar criminal. Lo mismo sucede con estas leyes que hoy se imponen a la red, vigilar y criminalizar al total de las usuarias no servirá de nada, más que para convertir esas prácticas en más refinadas y bestiales.

Tal vez las legisladoras debieran tener en cuenta el espíritu anónimo de la red y dejar de querer encontrar en ella los males que no han podido solucionar fuera de ella. Porque en realidad lo que se saltea es simplemente que la solución a todo es analógica y tiene que ver con construir estructuras sociales fortalecidas con educación, con herramientas que ayuden a las personas a recuperar su maternidad, su ciudadanía y la libertad responsable. Con estas leyes sólo se persigue criminalizar sitios que usan el P2P y comparten archivos. Como bien se desprende de los dichos Johan Schlüter, abogado, miembro de un grupo antipiratería de Dinamarca (1):

“La pornografía infantil es genial […] Es genial porque los políticos entienden la pornografía infantil. Si jugamos esa carta, podemos hacer que tomen acciones y que empiecen a bloquear sitios –y una vez hecho eso podemos hacer que bloqueen los sitios que comparten archivos”.

Recomiendo esta lectura
1 “La fecha era Mayo 27, 2007, y el sujeto era Johan Schlüter, líder del Grupo Danés Anti-Piratería (Antipiratgruppen). Hablaba frente a una audiencia donde la prensa no había sido invitada; se asumía que eran sólo miembros de la industria de los derechos de autor” en “Redefiniendo el Cinismo: Porqué el Lobby de los Derechos de Autor Ama la Pornografía Infantil”

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