El mundo está parado a la derecha a niveles medievales y lo peor es que no puede verse con claridad quién está detrás de este movimiento. Es manifiesto que Mark Zuckerberg está al menos vinculada desde sus plataformas, aunque no puede acusársela de tener voluntad en esta maniobra general. El uso que damos a las redes antisociales las ha puesto en un peligroso lugar de mediadoras del diálogo social. Con todo lo malo que tienen, me quedo con los medios masivos de comunicación (empresas periodísticas), aunque siempre con los medios autogestivos. ¿Por qué? Porque prefiero una tirana local, visible, palpable, a la que podamos derrocar antes que a una corporación multinacional plenipotenciaria e invisible cuya denuncia es imposible producto de que sobreviene la idea de que quien manifiesta preocupación es una paranoica. Algo así como reirse del conocimiento (algo que ya sucedió y por desgracia sucede). Cosa que nos da una buena pauta de dónde estamos paradas.
En su rol de mediadoras del diálogo social (porque son un canal que filtra, audita, censura y entrega los mensajes), las redes de Zuckerberg (fundamentalmente las más populares, como son WhatsApp e Instagram) son utilizadas para verter campañas de odio. Dice la gurú del gobierno de Macri, que la mejor forma de propalar un mensaje es el odio. La cosa tiene su lógica: si algo te da odio, lo compartís sin mucho miramiento, para que otras personas odien con vos. Así fue que en Brasil Jair Bolsonaro pasó de tener una intención de voto del 13% a ganar la elección presidencial. Una mona tiene más conciencia social. La estrategia fue tan simple como invisible: volcaron en grupos de WhatsApp miles de mensajes que generaron odio e inseguridad durante la campaña, lo que hizo que un electorado debil odie a Lula Da Silva y en consecuencia a su candidata. La candidata de Lula, antes de que comenzara esta campaña, tenía un 70% de intención de voto. En India el caso fue similar: aprovecharon la religión y el repudio que genera el consumo de vacas para dirigir el odio hacia un sector y de esa manera volcar el resultado. ¿Cómo? Difundieron videos de musulamanas comiendo carne de vaca, lo que permitió luego ganar una elección. El odio es irracional y genera ceguera. En Argentina, mucha gente todavía cree que el dinero que no recauda el estado nacional o que no gasta en la sociedad sino en la mínima porción que vive de las finanzas, es porque ‘se la robó el gobierno anterior’. Algo ridículo si una se pone a pensar que ahora hay un gobierno nuevo, no hay forma de que el presupuesto actual se lo lleve el anterior si el actual no le está desviando fondos. Pero bueno, mucha gente sigue creyendo en una mentira que le quedó grabada a fuego. ¿El vector? El odio que genera la corrupción. Por suerte el gobierno actual tiene muchas chances de perder, no hay que cantar victoria, ya que siempre podemos estar peor, hay que ocuparse en que quien gane no sea ‘antimacri’ sino la gestión que queremos que exista, votemos a quien queremos que gobierne, porque repudiando a quien no queremos que nos gobierne es que aparecen personajes como Bolsonaro y Macri.
En este contexto, la noticia de hoy nos pone en peores condiciones y debería ponernos en alerta. Zuckerberg no va a renunciar a su poderío ni a sus intenciones políticas (que ya ha manifestado), por lo que no hay chances de que esta situación cambie. WhatsApp ha comenzado a verificar noticias falsas en su plataforma. Nada más y nada menos que una aberración total a la democracia. ¿Quién confiere a WhatsApp -una corporación en la que la sociedad no tiene injerencia- la responsabilidad y confianza de determinar qué debemos leer y qué no?
Se trata de una situación repudiable, que morigera enormemente los derechos sociales: nos sienta lisa y llanamente en una libertad tutelada. ¿Quién va a impedir que WhatsApp censure cualquier tipo de link a su antojo? ¿Corresponde a una multinacional norteamericana vigilar la ‘veracidad’ de un contenido en India? ¿Es apelable? ¿Podremos hacer que un contenido tomado como falso vuelva a circular comprobando su veracidad?
En este contexto en que nos tutela un algoritmo ¿qué pasaría con materiales como Daño Colateral?
Este video muestra cómo helicópteros norteamericanos usan cañones de 30 mm para masacrar a una docena de iraquíes en las afueras de Bagdad, asesinando brutalmente a personas que no formaban parte de ninguna acción que pudiera tomarse como peligrosa o beligerante y cambió el rumbo de la historia global. Sí, es el video que difundió Wikileaks, por el que Julian Assange está todavía presa en la embajada ecuatoriana.
La libertad no puede ser tutelada, simplemente porque no es tal. Se trata de una flagrante violación a los derechos sociales.
¿Qué hacer?
Migrar, borrar todo contacto con Zuckerberg, que es la dueña de las principales redes del globo: WhatsApp, Facebook, Instagram y Snapchat son sólo 4 de esos proyectos (son muchos más). El mero riesgo de que un algoritmo se sume en WhatsApp debería preocupar, producto de que se trata de una app de consumo individual, en la que se comparte y lee contenido desde la ‘intimidad’, por lo que su nivel de credibilidad es altísimo, producto de que se basa en contactos con los que vas a tener más confianza y en consecuencia genera más credibilidad en las personas. Un mensaje de una desconocida en esa red, tiene menos chances de ser leído y muchas menos de ser tenido en cuenta.
Ya nos pusieron el prisma y deciden que sólo podemos conocer lo que sucede a través de sus anteojos, ahora además nos van a indicar qué podemos considerar real y qué no.
El riesgo es inabarcable e indecible. No importa si sos de derecha, de izquierda o del color que quieras: van a decidir por vos, qué es lo que tenés que ver y qué no, ‘por tu propio bien’, que no es más que el bienestar de la gente que tiene, desde las sombras, la sartén por el mango.
¡A desinstalar! Nadie necesita hipercomunicación medidada, nadie necesita censura previa, nadie necesita que una multinacional defina qué es lo que podés tomar como cierto. No las dejemos. Ahí están Telegram, Signal, SpotBros y muchas similares que funcionan igual, para lo mismo, y en las que podés comunicarte también con tus seres queridas, basta con que te la bajes y pidas que se las instalen. ¿Querés seguir usando WhatsApp? Hacelo, pero no dejes de instalarte un canal por el que pueda llegarte información sin censura.
¡Happy Hacking!