En la mañana del 9 de Julio, el gobierno francés publicó un decreto que elimina la posibilidad de que las personas que compartían archivos en Internet fueran desconectadas de la red. Esta sación formaba parte de la llamada «ley de los tres strikes» o ley HADOPI, que golpeaba a quienes tuvieran una conducta que no beneficiara a las grandes corporaciones que están detrás de las industrias culturales.
El concepto es tan simple como absurdo.
Si te bajás algo y detectan tu IP, te dan una advertencia. Tras la tercer advertencia, el advertido quedaba desconectado de Internet por un año. Una medida totalmente ridícula y totalmente soslayable, pero que fue sancionada y estaba vigente desde 2010.
Las autoridades entendieron que la ley Hadopi no estaba cumpliendo su objetivo y decidieron dejarla sin efecto.
¿Y cuál era el objetivo? Impulsar los servicios «legales» de contenido.
Desde 2010 hasta la fecha sólo hubo una multa por esta ley…. y era inocente.
El multado fue un hombre de 40 años quien asumió la culpa por descargar canciones de Rihanna cuando en realidad lo había hecho su pareja. Para esta ridiculísima ley no importa si es él mismo el infactor, pues el responsable es el «dueño» de la conexión puesta en duda, por lo que aunque no haya sido él quien descargó las canciones sí era el responsable por la descarga como titular de la conexión.
Así fue que lo encontraron culpable deno asegurar su conexión de Internet y lo multaron con 150 euros.
Desde que se sancionó la ley, más de 3 millones de IP francesas fueron identificadas como infractoras, 1.15 millones recibieronuna primer advertencia, 102.854 una segunda y sólo 340 un tercer strike. Al momento de la multa de la que hablamos, 14 de estos casos llegaron a la Corte de ese país y sólo uno recibió una multa.
Ojalá los responsables de las industrias culturales comiencen pronto a darse cuenta de que la crisis es de su modelo de negocios. Ojalá antes de ese momento, dejen de utilizar al Estado para llenarse de dinero intentando evitar que la gente comparta cultura.
Ojalá…