El libro como formato físico de los bienes culturales, es también un formato perecedero. La censura, los desastres naturales o humanos, descuidos o el paso de tiempo pueden arruinarlos y con ellos los conocimientos y saberes de la humanidad. A veces ni siquiera es necesario destruirlos, sino guardarlos o no editarlos. El control legal y físico sobre los libros es el control sobre la distribución del saber que contienen.
Ejemplo de todo esto han sido desde la Biblioteca de Alejandría hasta la última dictadura nacional, pasando por ficciones como El Nombre de la Rosa y Farenheit 451.
Una de las soluciones a este problema es la digitalización. Extraer el texto de los libros por medios digitales, como un escáner, y convertirlos en otro formato, que se puede copiar y distribuir libremente a través de Internet fue uno de los primeros proyectos de la llamada Era de la Información.
El Proyecto Gutenberg es la biblioteca digital más antigua. Desde 1971 se han dedicado a digitalizar 42 mil títulos en el dominio público y siguen agregando material. El esfuerzo de digitalizar y corregir todo este material es distribuido entre voluntarixs de todo el mundo.
Al permitir la copia del material, el Proyecto Gutenberg se asegura la disponibilidad irrestricta de las obras, solucionando de un solo golpe el problema del control y la censura por un lado y la degradación de las copias en soporte físico.
Otro proyecto similar es WikiSource que cuenta con sus propias herramientas de software libre para la corrección del material.
Sin embargo, al dedicarse sólo a los materiales en el dominio público (es decir libres de restricciones de autor) se presenta otro problema. ¿Qué pasa con las obras publicadas durante los últimos cien años? En este sentido, pueden encontrarse bibliotecas piratas por toda la Internet.
Otro de los problemas que se presentan a la hora de digitalizar textos es el acceso a las herramientas de digitalización y el cuidado de los libros. Los escáneres fijos y las fotocopiadoras están al alcance de todxs pero la digitalización se vuelve engorrosa o puede llegar a dañar el libro (especialmente el lomo, al abrirlo). Aunque algunxs prefieren cortar el lomo y usar el alimentador de hojas, destruyendo el libro pero salvando el texto, muchas veces no es la solución ideal.
Desde hace algunos años, un grupo de hackers siguiendo el principio DIY (do it yourself, hazlo vos mismo) se han dedicado a desarrollar escáneres de libros de bajo costo, portátiles y que no dañan el formato base, por ejemplo permitiendo a bibliotecas de todo el mundo rescatar sus colecciones en peligro de desaparición.
De hecho, ¡el primer modelo fue realizado con partes recuperadas de la basura!
Los modelos suelen ser hardware libre, es decir que los planos de construcción son publicados para que cualquiera los pueda construir y modificar. Sus partes principales suelen ser: un soporte en V para mantener el libro abierto sin lastimar la encuadernación, una fuente de luz y una o dos cámaras de fotos para la digitalización. Por un costo de entre $0 y $1500 se puede construir uno de estos escáneres y empezar a digitalizar nuestras colecciones de libros (si no nos ganaron de mano!)