Impactante descubrimiento: Por qué se borró de la historia a una poderosa faraona egipcia

instagram1

Un misterio de más de 100 años llegó a fin cuando arqueólogas realizaron un nuevo descubrimiento en Egipto.

Luego de 100 años de intriga y misterio en que las arqueólogas no podían entender por qué la sociedad egipcia había intentado borrar a la faraona Hatshepsut de la historia -desaparición que se explica al estudiar la destrucción de sus estatuas y el ensombrecimiento de su legado- un nuevo descubrimiento parece poner fin a este misterio.

Desde hace un siglo, la hipótesis principal de la arqueología culpaba de la desaparición de Hatshepsut a su sucesora Tutmosis III, quien asumió tras su muerte y habría ejecutado una especie de «venganza» contra Hatshepsut. Este hallazgo parece dar una explicación que contradice esta teoría, y que además agiganta la figura de la faraona.

El descubrimiento que enaltece a Hatshepsut

El reinado de la faraona (entre 1473 y 1458 a.C.) es recordado principalmente por la confección del descomunal templo que fue construido en Deir el-Bahari, aunque también lo es por sus ansias exploradoras, que la llevaron a comisionar un viaje desde Egipto a Punt, una tierra que aún hoy está rodeada de misterio.

Para las arqueólogas su figura siempre fue fascinante, sobre todo por el hecho de que, al morir, sus estatuas fueron destrozadas con saña, de manera intencional. Esto siempre fue leído como un intento de achicar su figura y borrarla de la historia de las faraonas egipcias, pero ahora un descubrimiento dice otra cosa.

Un estudio publicado en Antiquity, una revista especializada asegura que muchas de las estatuas de la faraona Hatshepsut que se encontraron en la vecindad del templo tenían diferentes grados de daños, y algunas inclusive tenían partes muy tentadoras a la saña de las destructuras, como el rostro, intactas.

El templo es una de las grandes obras del Egipto antiguo.

Jun Yi Wong, autora del estudio y estudiante doctoral de Egiptología de la Universidad de Toronto, señaló que no hubo venganza detrás de la destrucción de las figuras, sino que se trató de una «desactivación ritual». Para las egipcias, explicó la catedrática, estas estatuas eran igual de poderosas que la persona real a la que representaban, por lo que merecían respeto y hasta generaban temor.

A pesar de esto, Wong señala que sí hubo una campaña en contra de Hatshepsut: «No cabe duda de que sufrió una campaña de persecución: en muchos monumentos de Egipto, sus imágenes y nombres han sido sistemáticamente borrados». «Sabemos que esta campaña de persecución fue iniciada por Tutmosis III, pero no estamos seguras del motivo», agregó.

¿Quién fue Hatshepsut?

Hatshpesut (ca. 1508 – 1458 a.C) era la hija de la faraona Tutmosis I y reina esposa de Tutmosis II. Cuando Tutmosis II murió en 1479 a.C. y fue nombrada su heredera, Hatshepsut asumió obedientemente y por añadición la responsabilidad de regente de Tutmosis III. Así que a Hatshepsut le tocaron tres Tutmosis.

Con el paso de los años Hatshpsut pasó de compartarse como supervisora temporal a hacerlo como una gobernante legítima de Egipto, al punto de que se llamaba a sí misma como «Señora de las Dos Tierras». Cuando Tutmosis III estaba acercándose a la madurez y subiría al trono, Hatshepsut ejecutó los pasos prohibidos y en una audaz maniobra logró mantenerse en el poder.

Su «audaz maniobra» fue nada más y nada menos que autoproclamarse faraona, adoptando los emblemas y características asociados a ese título. Ordenó que se la retratara en imágenes como si fuera hombre, con cuerpo masculino y una barba postiza. Llegó incluso a reivindicar al dios Amón, como su padre, e insistió en que Amón deseaba que ella se hiciera cargo de Egipto: «Actué bajo su mando, Amón fue quien me dirigió».

El hecho de que Hatshepsut afirmara su prioridad por sobre Tutmosis III significó un viraje radical en la conservadora sociedad egipcia. Esto es algo que Hatshepsut no habría podido conseguir sin el apoyo del funcionariato de la corte -donde estab Senenmut, quien supervisaba las obras reales- que se arriesgaban a perder su poder y sus vidas, si ella cedía ante Tutmosis III.

La faraona que se hizo un nombre y lo perdió

Como el rol de encabezar las tropas estaba estrictamente reservado para hombres, Hatshepsut difícilmente podría igualar las conquistas de Tutmosis, por lo que prescindió de la faceta militar. En lugar de enviar tropas a la guerra, las envió a lo que se convirtió en su empresa más sobresaliente: una expedición comercial a la legendaria tierra de Punt, a lo largo de la orilla sur del mar Rojo, donde ningún pie egipcio había estado durante 500 años. Tal y como se representa en las paredes del templo mortuorio de Hatshepsut, la expedición regresó cargada de oro, marfil, árboles de mirra vivos y una colección de animales exóticos, como simios, panteras y jirafas. El éxito de la campaña aumentó significativamente su reputación y popularidad.

Como Hatshepsut no desterró a Tutmosis III, que era prácticamente su cogobernante, es esforzó en lograr la mejor de las gestiones para lograr eclipsarlo. Su reinado de 21 años -en los que fue monarca principal durante 15 años- fue una época de paz y prosperidad para Egipto. Llevó a cabo grandes proyectos de construcción, entre los que destacan dos pares de imponentes obeliscos en Karnak y su propio templo mortuorio. Solo después de su muerte Tutmosis III pudo asumir el trono.

El innovador reinado de la faraona Hatshepsut fue un secreto durante siglos. Antes de su propia muerte, Tutmosis III intentó borrarla del registro histórico valiéndose de todos los medios a su disposición. Hoy sabemos que no hizo otra cosa que reivindicarla.

Salir de la versión móvil