Cuando alguien me pregunta de qué se trata este diario, le contesto que de “tecnología”, y acto seguido le explico que la idea es lograr que su tostadora no colabore con la CIA, no sea que alcance eso de “tecnología” para explicar este diario. Luego de concentrar la atención de mi interlocutora, hago un relato más pormenorizado y comento que se trata de un visión social de la tecnología, que el concepto básico es que la tecnología no nos domine sino al revés, hago notar que la tecnología está cargada de ideología y afines.
El asunto es que cuando digo que también abordamos tecnología y salud pero para uso hogareño y comento títulos como el de hoy, a nadie le queda claro qué zorcho hacemos aquí. Y la verdad, tampoco tiene por qué estar claro, creo que la parte más linda de este diario es ésa: no te exige que tengas claro nada, sólo que quieras leer y te animes a discutir.
Los dispositivos portables como los iPads, los smartphones, los reproductores de MP3 y similares, son capaces de reproducir sonidos a niveles realmente altos para nuestros oídos. Mientras las adultas deberíamos ser responsables y bajar los volúmenes a niveles auditivos responsables, las más chiquitas, no tienen esa noción, hoy trataremos de convencerte de que uses auriculares con limitadores de sonido.
¿Por qué es importante?
Generalmente cando pensamos sobre pérdida del oído pensamos que esto es producido por maquinarias muy estridentes y sonoras. Pero lo cierto es que la gente que pierde oído producto del disparo de un obús, por pasarse un concierto entero abrazada a un parlante de 80.000 db (lo que además generaría alopecia, me parece) y similares, es muy poca. La mayoría de las personas perdemos oído con el tiempo, de manera lenta, por una exposición prolongada a volúmenes demasiado altos para nuestro oído. Años de exponernos a la contaminación sonora actual (lo que incluye altos niveles de volúmen en los auriculares) terminan produciendo a la larga una pérdida irreversible del oído.
Como adultas estamos advertidas del riesgo de que cosas como las anteriores significan un riesgo, pero las nenas no, y esto puede generar serios daños. Cuando tenés ocho años, y tu hermana menor está llorando como loca, y realmente querés saber de qué está hablando Bob Esponja (disculpen, se me cayó una sota) terminás subiendo el volumen hasta tapar su llanto. Subir el volumen del aparato que querés escuchar es la mejor alternativa cuando no conocés alternativas para poder lidiar con ruidos externos o invasivos que terminan por meterse en tu burbuja de entretenimiento.
El problema del daño en los oídos es tan común que instituciones como la Unión Europea han elaborado legislaciones que limitan la potencia de los equipos a 85 db, aunque esa potencia es bastante alta, pero se encuentra justo en el límite entre el sonido que produce daño y el que no. Lo anterior es una buena noticia si te compraste un aparato relativamente nuevo que cumple esa legislación. Pero lo cierto es que para el resto de la humanidad hay que convocar a concientizarse y luego proteger a las más chiquitas.
¿Qué hacer si no vivís en Europa ni podés comprar tus reproductores allá?
La respuesta es simple: comprá un aparato al que puedas configurarle el límite vos, particularmente auriculares, que es la forma más simple y barata de destrozarnos los oídos.
¿Cómo funcionan los limitadores de volumen?
Básicamente tienen dos maneras de funcionar: están los que vienen incorporados en los equipos como los que nombrábamos antes y están los que se conectan entre el auricular y el dispositivo reproductor. Funcionan de una manera muy simple y de hecho, si tenés ganas de divertirte, podés también fabricarte uno en tu casa, la web tiene varios planos de proyectos DIY/Hacelo vos misma, pues son una simple resistencia.
Las resistencias son unos componentes eléctricos bastante pequeños, que tienen un rol pasivo y crean resistencias -justamente- en un circuito. Esa resistencia baja el flujo de audio y producto de eso el volumen de los auriculares también disminuye. Lo que estamos es disminuyendo el volumen máximo, tenelo siempre en cuenta. El tipo de resistencia que utilices va a hacer que el límite sea variable, pero eso podés preguntárselo a quien te la venda.
También podés comprar un adaptador listo para usar, la mayoría baja hasta un 30% la potencia de salida, lo que nos da un margen lo suficientemente amplio.
Pero lo más importante de todo esto, es no olvidar que estamos buscando mantener un oído saludable, por lo que lo fundamental no es usar un aparato limitado, sino saber que con eso tan inofensivo y que nos hace tan felices, podemos perder uno de nuestros sentidos más potentes.
¡Happy Hacking!