El 96% de las 500 supercomputadoras del mundo usan sistemas operativos derivados de GNU/Linux, entre estas debemos incluir NASA, varios laboratorios de investigación, fuerzas armadas y bancos (sí, las entidades financieras más importantes tienen sus datos críticos en servidores que corren GNU/Linux y pueden manejar billones de operaciones).
¿Entonces por qué los gobiernos siguen negociando con Microsoft? Tal vez la respuesta se encuentre en que de las cuatro mayores empresas a nivel global tres son de tecnología: 1º Apple, 2º Alphabet (Google), 3º Microsoft y 4º Exxon Mobil.
Si vamos más allá nos encontramos con que las empresas tecnológicas y financieras son pulpos con miles de tentaculos a traves del mundo. Y nuestra región está excenta de estos alcances.
En marzo se empezó a desmantelar el Programa Conectar Igualdad que le costó sus empleos a más de 1000 trabajadoras ligadas a la tecnología y creación de contenidos pedagógicos. Esto no fue sólo un sacarse de encima la “grasa militante” como dijera la ministra Prat Gay, sino que es el resultado de las reuniones llevadas a cabo por la presidenta Macri con las CEO de Microsoft, Google y Facebook como dijeran ya otros medios.
“Lo que sucedió es a raíz de lo que Macri habló con Microsoft, Google y Facebook en enero de este año. No fue que únicamente se reunieron para intercambiar saludos, sino para llevar a cabo nuevos negocios en el país”, le dijo a Iprofesional una experta del sector TIC.
Microsoft se ha fortalecido en los sectores de la construcción y la educación, Alphabet lo a hecho en Salud y biotecnología, Facebook ha sido denunciada por numerosas organizaciones por vender los datos de sus usuarias a empresas financieras y aparatos de inteligencia. Tanto Microsoft como Facebook han colaborado abiertamente con el proyecto de espionaje global PRISM “Facebook define quiénes somos. Amazon establece lo que queremos y Google determina lo que pensamos.” (Microsoft desaparecerá en cinco o diez años y Facebook en tres». Consultado el 30 de julio de 2013. «Karsten Gerloff».)
Entonces ya no es tan raro ver cuáles han sido los aparatos sociales que fortaleció el gobierno kirchnerista y que el macrismo ha desmantelado dejando a más del 70% de la población sin cobertura de algún tipo.
El gobierno de Macri ha desmantelado sistemáticamente todas las dependencias que tenían injerencia en lo social desde el Conectar-Igualdad, a los Centros de Acceso a la Justicia, por que los Programas de extensión universitaria, Programa Progresar, los hospitales públicos están desabastecidos, pero desde el gobierno aún se dice que continuará con varios de estos programas.
Estos anuncios chocan con una realidad distinta, decenas de despedidas acusadas de ñoquis o grasa militante, el sentido de estos programas desaparecen. ¿De qué vale un programa que sólo reparte netbooks? ¿O la conexión total de las escuelas? Si lo más importante del programa es que su vinculación pedagógica con el desarrollo de contenidos, las experiencias compartidas de enseñanza y el desarrollo de proyectos que sirvan a la comunidad.
La corrupción tiene una matriz que hace mucho, gira y se enrosca en las generosas manos del estado. Pero esta matriz no es una invención nueva, ni siquiera es una matriz del estado, para que haya corrupción debe haber dos actrices fundantes: la corruptora y la corrompida. Desde el partido gobernante y las empresas periodísticas están construyendo un monstruo con una sola cabeza, cuando en realidad tiene dos.
López es sólo un apendice de la gran serpiente que ahoga al estado, detrás de este personaje cómodo y oportuno para la administracción Macri, hay docenas de multinacionales, corporaciones y grandes grupos económicos, presionando a las funcionarias del estado.
Macri en sólo 6 meses nos arrebató todas las soberanías que habíamos conquistado, incluso la soberanía tecnológica.
Macri, Prat Gay y Peña buscan convencernos de que neutralidad tecnológica, neutralidad ideológica son sinónimos de neutralidad comercial y esto es un engaño. Una funcionaria NO es neutral, ni puede serlo, está en ese lugar para negociar los términos más beneficiosos para el conjunto de la nación.
Sí la funcionaria acepta un soborno, está cometiendo un delito.
Sí la funcionaria tiene intereses económicos y utiliza su puesto para cerrar tratos que benefician sus empresas, está cometiendo un delito.
Sí la funcionaria manipula la información para lograr un precio más alto de los bonos o acciones que ha comprado, está cometiendo un delito.
O sea que López es una corrupta, pero también las funcionarias de Cambiemos, que han beneficiado a Shell, las cerealeras como Dreyfus, las transgénicas Monsanto, Syngenta, las constructoras Caputo SA, las automotrices Chery-Socma Argentina SA, casi todas beneficiadas por la quita de impuestos, la concesión de grandes obras públicas, la apertura de las importaciones y el dólar futuro.
En 2015 la Ciudad de Buenos Aires gastó 37 millones de pesos en licencias de software para el “Fondo Fiduciario para la Promoción de la Industria del Software” y este año se calcula alrededor de 35 millones con este dinero podría desarrollarse HUAYRA y toda la estructura en base a él para la administracción pública. Pero se toma la decisión de regalarlo a las corporaciones en un traspaso fenomenal de recursos. Si trasladamos los porcentajes de CABA a nivel nacional este traspaso se transforma en una estafa fenomenal al pueblo argentino.
Una solución a toda esta corrupción es el software libre y su correlación etica, si todo el software de las plataformas públicas se migrara al software libre se ahorrarían varios millones en conectividad y producción, las funcionarias deben tener la ética de migrar a software libre, abrir todas sus bases de datos y ejercitar una gobernanza abierta, basada en plataformas donde la ciudadana pueda modificar con su voto las decisiones de la política, revisar las cuentas, las concesiones otorgadas por el estado y poder modificarlas votando a través de esas plataformas o de la formación de asambleas para ese fin.
Sino sólo se está cacareando, mientras se les abre la puerta del gallinero a las zorras.