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Tierra, Techo y Trabajo: La imperiosa necesidad de hackear la tierra

«Tierra, Techo y Trabajo» es el lema que lanzó la Papa Francisco en estos tiempos y que ha sido tomado por algunas organizaciones de sin techo o campesinas. También ha sido usada para lanzar el Programa «Mi Lote» de Salta y otras proclamaciones político-sociales.

La verdad que a pesar de mi profundo agnoticismo no puedo dejar de simpatizar con ese lema, por varias razones. La primera es que mis abuelas maternas me criaron con la frase «Tierra y Libertad, son la esencia de la dignidad», que había dicho una tal Ricardo Flores Magón de la organización anarquista Partido Liberal Mexicano, en el contexto de una obra de teatro que escribió para describir de modo sencillo la traición de las direcciones revolucionarias a la revolución.

En 1916 la obra atacó la figura de Venustiano Carranza.

Segundo, porque mi madre decía que una persona sin techo, es imposible que sirva a su comunidad, ya que todos sus esfuerzos estarán dedicados a conseguir ese techo, como las perras famélicas que se pelean hasta la muerte por un hueso.

Tercero por mi militancia dentro del software libre y mis cercanías al movimiento campesino, donde aprendí que la frase de Magón era una constante en la dignidad de las personas, que eran despojadas, usurpadas constantemente por un grupo de acumuladoras, como perras famélicas que no ven toda la carne que han guardado y salen a despojar a sus pares de sus porciones, en el afán de tenerla toda.

Según el Registro de Tierras Rurales, creado por la Ley Nacional 26.737, aproximadamente 62 millones de hectáreas de la República Argentina (35% del territorio Nacional) figura como propiedad de 1.250 terratenientes (0,1% de las propietarias privadas). Esta proporción aumenta cuando nos referimos específicamente a la Patagonia Argentina.

Tierra, Techo y Trabajo

Hackear la tierra

La Ley 26737 fue creada bajo el gobierno kirchnerista en 2011, y si bien su espiritu era de regulación para evitar los abusos de la clase terrateniente, a la vista de lo acontecido podemos decir que no pasó de un censo bastante preciso de nuestra realidad. Las dueñas de la tierra agrupadas en la Sociedad Rural y el Jockey Club, que financiaron a la general Roca, siguen concentrándose y concentrando recursos que nos pertenecen a todas en apenas un puñado de manos.

Un reportaje hecho por la FM Chalet, radio comunitaria, a Pablo Palolle de Federación Agraria, nos decía: “En el mes de noviembre del 2019 nosotras tuvimos los resultados del censo del 2018 y esos datos expresan la enorme concentración que hay, el censo dice que de 29.000 productoras que tenía la provincia de Santa Fe sólo quedan 19.000 es decir, que desaparecieron alrededor de 10.000 productoras agropecuarias en la provincia de Santa Fe, precisamente las que desaparecen son las productoras chicas. También lo que nos dice el censo es que alrededor de 2.000 productoras tiene el 55% de las tierras en la provincia de Santa Fe, son datos concretos y objetivos y es una situación donde se repite en todo el país donde 6.000 grandes productoras tienen la mitad de las tierras en Argentina”.

Y en Mendoza las desigualdades no son más halagadoras

En este sentido, podemos destacar que entre unas 7 terratenientes del Sur provincial, empresarias y políticas como sociedades, concentran más de 1,5 millón de hectáreas en su poder, principalmente del departamento de Malargüe. No todos los latifundios del sur son establecimientos agropecuarios, pues los hay turísticos, inmobiliarios, mineros o para ocio de sus propietarias.

Podríamos recorrer provincia por provincia y sería el mismo retrato de abuso de una clase de usurpadoras, que con la complicidad de las dirigencias locales, provinciales y nacionales, han arrasado, echado, amedrentado a las verdaderas dueñas de la tierra y se han quedado no sólo con millones de hectáreas en todo el país, sino que también son los capitales detrás de las constructoras que han cambiado la fisonomía de nuestras ciudades más importantes, llenándonos de barrios privados, edificios ABB y toda clase de proyectos inmobiliarios, que muchas veces se autocompran para lavar sus capitales. Esto no es raro ya que en el mercado de cereales argentino ya se ha comprobado que hay un alto porcentaje de venta en negro en dólares y esos dólares deben invertirse de manera rápida para que puedan ingresarse al mercado de capitales.

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El mercado inmobiliario está pensado para un grupo reducido de personas que poseen dólares, mientras una trabajadora con un salario promedio sólo puede acceder al 19% de un metro cuadrado o sea que una trabajadora necesitaría 253 salarios para acceder a una casa de 48 m2, lo que es el equivalente a 21 años de salarios que irian íntegros al logro de tener un techo propio. No sé si se dan cuenta, pero una trabajadora con un salario promedio de US$ 526 debe invertir 2/3 partes de su vida activa en tener su casa.

Entonces el lema «Tierra, Techo y Trabajo» no pasa de ser un sueño eterno, como la revolución del Castelli de Rivera, si no se instrumentan leyes que limiten la acumulación, el enriquecimiento y la desocupación, junto a la eliminación total de la pobreza y la exclusión. Decir Pobreza 0 desde Macri es una idiotez, han puesto un objetivo por demás loable de cualquier gobierno en el terreno de la idiotez. Pero aún así se debe tener ese objetivo como ideal de cualquier gobierno y es totalmente posible: ser pobre significa básicamente no tener acceso a una vida con lo básico resuelto.

Teniendo lo básico garantizado, lo suntuario es una elección de cada una. ¿Qué se debe solucionar primero? Ante todo se debe terminar con varios conceptos culturales que se han hecho carne en los discursos de las medio pelo argentas.

El salario universal básico no alimenta a vagas, es un derecho universal que debe comprender a todas las ciudadanas que ganen menos de mil dólares mensuales.

Vicentín no es la patria, ni la república, son unas empresarias inescrupulosas que han vivido del Estado desde Onganía, recibiendo centenares de héctareas, un puerto, nacionalizando su deuda, dándoles préstamos para que se enriquezcan a costa del empobrecimiento de trabajadoras y productoras principalmente, pero también del resto de las 44 millones de ciudadanas que deberemos pagar una deuda contraída por estas empresarias de la estafa.

Fábrica cerrada, fábrica tomada y nacionalizada, la prioridad del estado debe centrarse en la continuidad laboral para terminar con el flagelo de la desocupación y la provisión de los bienes necesarios para que nuestro país sea soberano. La expropiación no debería ponerse en discusión debe ser un instrumento natural de una república soberana.

Prácticamente, todo proceso de quiebra es producto de un vaciamento financiero planificado para lograr mayor lucro, lo que lleva a un vaciamiento real, despidos masivos y quiebras que dejan generalmente trabajadoras y pequeñas proveedoras en la lona. Por eso la Ley de quiebras debe ser muy exhaustiva con la revisación de la conducta y cuentas de las empresarias que piden la quiebra y la nacionalización de las empresas debe ser una herramienta, para garantizar esos puestos de trabajo y la provisión de los bienes y servicios a la ciudadanía.

Las ricas también roban, de hecho todos los días acumulan recursos que nos pertenecen a todas. Por eso es necesario una legislación fuerte que limite la riqueza, que nadie pueda acumular más de cinco veces los recursos de la más pobre.

La evasión de exportaciones debe ser considerada terrorismo financiero y ser condenada con las penas más duras. Lo mismo que la fuga de capitales a paraisos fiscales.

Los recursos nacionales son de todas, por lo tanto toda empresa que explota nuestros minerales y recursos debe dejar el 60% de sus ganancias en el país y estas ser repartidas entre todas las ciudadanas en mejores obras de infraestructura que garanticen la educación, salud y movilidad de las argentinas.

Internet debe ser declarada junto con la energía un derecho humano y ser garantizada por el estado sin fines de lucro.

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El campo no es la enemiga mientras sirva al país y no sea un nido de terratenientes usurpadoras, para eso se deben revisar todos los títulos de propiedad de los últimos cincuenta o setenta años, devolver los territorios usurpados a sus legítimas dueñas y limitar el acceso a la tierra a no más de 500 Ha como en muchos estados de EEUU o repúblicas europeas.

También es necesario que entendamos que la politica no puede ser sinónimo de privilegio, los sueldos de privilegio, como las jubilaciones y excepciones de politicas y juezas deben derogarse. Una política o una jueza, no puede cobrar más que una docente. El principal empleo es el docente, si una maestra se carga la formación de generaciones de argentinas al hombro, no puede ganar menos que una diputada o senadora.

Una casa debe ser accesible a todas las argentinas, un salario promedio tiene que ser el equivalente de 10 m2 como mínimo y se debe desdolarizar el mercado inmobilario, protegiendo la propiedad territorial de las ciudadanas y limitando la propiedad extranjera en nuestro territorio.

Sólo avanzando en este sentido el slogan Tierra, Techo y Trabajo dejará de ser una expresión de deseo y se convertirá en una realidad.

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