Dale una pistola y atacará un banco, pero dale un banco y atacará el mundo

Nuestra democracia fue hackeada

Nuestra democracia fue hackeada

Muchas de las frases icono que recorrieron la serie “Mr Robot”, son parte o se refieren en parte al bagaje teórico del mundo hacker, no es casualidad que su frase insignia, sea “Our democracy has been hacked”, la misma que da título a esta opinión.

En Argentina también, nuestra democracia ha sido hackeada, mejor dicho nació ya hackeada por el 1% que se lleva el 80% de los recursos de las argentinas. Cuando ingresé hace treinta y cinco años al mundo del software libre, lo hice porque consideraba que las herramientas que las hackers nos daban, eran el anticuerpo que la democracia y la sociedad civil necesitaba para enfrentar la matrix creada por las corporaciones. Ya con demasiadas canas en mi barba y con unos lentes que delatan mis horas frente a la pantalla de fósforo y la no tan vieja de tubo, esas esperanzas se han esfumado.

No sólo nuestra democracia ha sido hackeada, sino que -mucho peor- aún ha sido nuestra conciencia la que fue hackeada y el movimiento hacker a colaborado en ello.

Primero, como muchas otras organizaciones, caímos en el laberinto de la profesionalización y muy poco tiempo atrás, entendimos que nuestra lucha debía extenderse a todos los campos de la cultura y el saber, que debíamos apuntalar a las organizaciones sociales con herramientas que les permitan profundizar sus actividades en un entorno no-capitalista o un capitalismo de pares.

Entre estas luchas no entendimos que si liberamos el código de nuestro software y los textos que explicaban esa liberación y nuestras ideas, también debíamos, por ejemplo, luchar contra las patentes sobre alimentos y de haber triunfado esa lucha hubiese sido una ruptura semántica con la lógica que plantea el 1% de poderosas que nos dominan y deciden nuestra vida. Recuerden que Kissinger ya había apuntado en los ochenta “Controlá el petróleo y controlarás naciones; controlá los alimentos y controlarás pueblos”. Sin embargo, esa lucha fue marginal a nosotras y en la mayoría de las naciones no entendemos las ciudadanas, de qué se trata todo esto, incluso muchas defienden el engaño de la agricultura transgénica como solución al problema del hambre, que inicia en 1996, cuando se comenzaron a sembrar transgénicos y aumentó la cantidad de personas malnutridas y obesas, fenómeno que ahora es sinónimo de pobreza, no de riqueza. (FAO, 2012; OMS, 2012).

Las ricas que poseen la tierra son apenas un puñado de 4000 Fondos de inversión, que han acumulado el 80% de la tierra fértil. No se trata de un modelo para alimentar, es una plataforma agrícola para especular con las mismas lógicas que el mercado de capitales y a la vez un fuerte frente de presión sobre los gobiernos. En los años posteriores a la segunda guerra mundial, las grandes fortunas arrendatarias pagaban grandes impuestos tanto en EEUU de la mano de Roosevelt, como aquí en la Argentina, donde el peronismo impulso con la Constitución de 1949 la regulación de las grandes fortunas, la persecución del Monopolio de la tierra y una fuerte reforma que permitiera un mejor reparto de la riqueza y de la tierra, podemos hacer un largo corolario de países que instrumentaron estas políticas.

Delano Roosevelt promulgó la Ley Glass-Steagall que regulaba los bancos, impidiendo la especulación y el monopolio del mercado financiero, estaba avanzando en la Ley de Impuestos Sobre las Grandes Fortunas que durante la guerra llevó al 60%, pero la muerte la sorprendió antes de que la guerra termine y sus sucesoras se apresuraron a remendar esta política, siguiendo la posición de Rockefeller que afirmaba que siempre que se respetasen las normas, a la sociedad no le debía corresponder nada de la riqueza generada por las empresarias (porque ya generaban trabajo para ella, un argumento muy escuchado de las vendehumo del capitalismo neoliberal local).

En Latinoamérica las presidentes y lideres progresistas que habían avanzado en el mismo sentido eran asesinadas y perseguidas al exilio, los tiempos cambiaron y las poderosas lograron a fuerza de repetición, desde los grandes medios y las manifestaciones pulp (cultura popular como el cine o la historieta), hackear la conciencia de las ciudadanas que aceptaron la máxima de Rockefeller y aún hoy se defiende el retiro del estado sobre la regulación de la riqueza, cuando esa debiera ser la principal tarea del estado, para atacar la pobreza.

Dale una pistola y atacará un banco, pero dale un banco y atacará el mundo

Hoy son los mismos organismos de la riqueza fraudulenta quienes aconsejan gravar la riqueza, como el FMI en el documento que publicaran como sugerencias para el día después de la cuarentena por el COVID-19 dicen: “Considere aumentar las tasas más altas de impuesto a la renta / impuestos a la propiedad / riqueza de mayor nivel, tal vez a través de un recargo solidario. Los bajos precios del petróleo actualmente permiten mayores impuestos al combustible sin aumentar los precios a la consumidora“, señala el punto 4 del mencionado documento.

El movimiento hacker debería estar a la cabeza de esta discusión, ya que muchas de las personas más ricas del mundo surgieron de nuestro seno, y lo hicieron usufructuando el trabajo de muchas diseñadoras, programadoras que trabajaron gratis para mejorar un software, o una app. Es el caso de Microsoft, Macintosh, Apple, Google, Facebook, Twitter, y tantas otras como la dueña de Mercado Libre aquí en Argentina, ahora exiliándose en Uruguay. Es fundamental que el movimiento del software libre y el movimiento hacker manifiesten su posición contra los monopolios, las grandes riquezas y la pobreza que estas generan con sus patentes sobre la vida.

Nuestra comprensión de las estructuras basadas en la meritocracia, lo que ha puesto a Linus Torvals en la cabeza de Linux aún cuando ha convertido al kernel en un soft cada vez más dudoso, con grandes sospechas de que sirve a las corporaciones de inteligencia del poder; es uno de los graves problemas del movimiento hacker para lograr una sociedad de pares donde estemos todas incluidas y no una sociedad de pares exclusiva, como es la sociedad de meritócratas.

La lógica hacker que me hizo militante de este movimiento está encerrada en aquellos manifiestos de los primeros ochenta donde proclamábamos un conocimiento comunitario, con acceso a los bienes de forma comunitaria, para terminar con las sociedades exclusivas. Esto significaba terminar con el hambre, con la pobreza que lo provoca y con toda forma de xenofobia; como lo decían las actas de los clubes de electrónica que fundábamos en aquellos tiempos.

¿Nuestra democracia ha sido hackeada, qué haremos las ciudadanas y las hackers?

Hackearla nuevamente o aceptar la derrota

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