Píldoras realistas sobre prostitución

Píldoras realistas sobre prostitución

Estos días se prestan a debates en familia y se prestan a enviar mensajes. Dado el confinamiento, se prestan incluso a leer los mensajes que tienen más de veinte palabras.

Buen momento, pues, para volver a darle un repaso a la prostitución. Sé que quienes leéis esto sois abolicionistas y que toda abolicionista debe tener a mano argumentos sencillos pero contundentes.

Empezaremos centrándonos en la justificación “buenista”, la de quienes piden la regulación argumentando que así se protegería a las mujeres.

Soltemos la primera píldora realista.

Píldora realista nº 1:

¿Por qué esos empresarios que dicen querer proteger a las prostitutas no las declaran ya como cajeras, electricistas, profesoras de idiomas, fontaneras, peluqueras, etc.? Si lo hicieran, esas mujeres podrían, de inmediato y sin más dilación, tener vacaciones pagadas y bajas por enfermedad, cotizar para su jubilación (esa a la que llegarán con 70 años después de “haber ejercido” durante 40, y no os riáis: cierto, ahora solo veis en la calle chicas muy jóvenes, pero, a medida que estas mujeres se hagan mayores, los gustos de los puteros van a ir cambiando, seguro que sí).

Réplica “buenista”nº 1:

Según Hetaria y AFEMTRAS* (y cito): “Todas ellas [las prostitutas], a través de diferentes asociaciones, han dejado muy claro que no quieren otras etiquetas, no quieren que se les llame fontaneras sino putas”.

 Contrarréplica abolicionista nº 1:

¿“Todas ellas”? ¿Quiénes son esas “todas”? ¿Hemos de suponer que las 50.000 prostitutas que se calcula que hay en España están afiliadas masivamente a esas “asociaciones”? ¿Alguien cree que los locales y los sueldos de las voceras provienen de la cotización de miles de afiliadas? Si es así ¿Por qué, pues, tales asociaciones no enseñan sus cuentas ni dan datos sobre el número de afiliadas ni, menos aún, explican los parámetros que demuestren la fiabilidad de la encuesta?

Contrarréplica abolicionista nº 2:

Vale, supongamos que, no digo ya todas, sino una mayoría significativa de una muestra de, por ejemplo, 4.000 encuestadas -garantizando su libre expresión y anonimato-, aseguran que prefieren que las llamen putas a fontaneras. Sí, supongamos que lo prefieren. No contradice para nada el argumento: porque no hablamos de apelativos: hablamos de declararlas como trabajadoras… La pregunta correcta sería: “¿Prefiere usted tener una situación laboral legalizada, aunque para ello haya que declararla como oficinista o informática, o prefiere quedarse desprotegida si no es declarada como puta?”.

Contrarréplica “buenista” nº 2:

“Es que es ilegal declarar a alguien como electricista si no es”.

Contrarréplica abolicionista nº 3:

Falso. Así, por ejemplo, alguien que no cursó la carrera de historia puede asegurar que sí lo hizo. Mentir está feo, pero no es delito. El delito sería dar clase en un centro homologado, careciendo del título pertinente. Por eso el problema con Rocío Monasterio, portavoz del Grupo Vox en la Asamblea de Madrid, no es que se declarara arquitecta sin serlo (teniendo en cuenta las barbaridades que dice sobre asuntos importantes ¿quién se inmutaría si afirmara tener estudios de fontanería sin haberlos cursado?). El problema es que ejerció esa profesión sin tener la titulación requerida. Mentir solo es delito, pues, si se infringe una ley. Así, no es delito decir que se tiene permiso de conducción sin tenerlo, delito es conducir sin ese permiso. Resumen: los dueños de los prostíbulos pueden con total tranquilidad declarar a las prostitutas como traductoras de idiomas o ceramistas, por ejemplo.

Contrarréplica “buenista” nº 3: ¿? ¿? ¿?

No se me ocurre ninguna… Cuesta pensar que alguien diga: “No, o me dan de alta en la Seguridad Social como prostituta o nada”. Tampoco las escritoras pueden declararse como tales (legalmente no existe esa profesión) y eso no les impide hacerlo con otro apelativo. Y a esos tiernos empresarios, si de verdad piensan en el bienestar de las mujeres ¿Qué más les da declararlas como protésicas dentales?  ¿O es que los “empresarios puteros” tienen una rigidez moral tan extrema que no pueden mentir ni siquiera por la buena causa?

Y, si hemos de creer lo que constantemente nos repiten, a saber, que lo malo son las mafias, pero que la mayoría de las prostitutas son libres ¿Cómo es que ellas no se autodeclaran como autónomas? ¡Qué raro! ¿No?

Y como las píldoras hay que dosificarlas, aquí me paro. Que mediten esta. Y después les iremos dando otras. Aunque ya sabemos que hay gente que no es que no sepa estas cosas, es que no se quiere enterar.

*Las siglas AFEMTRAS significan “Agrupación feminista de trabajadoras del sexo”. No me negaréis que hay que ser cínica para calificar de feminista la prostitución. Esta apelación es muy reveladora del oportunismo repugnante que tienen y muy significativa de los ataques que sufre el feminismo con el objetivo de desvirtuarlo.

Vía Tribuna Feminista

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