2016 03 01t145818z 438233662 gf10000329398 rtrmadp 3 argentina

Software Libre en el Estado: lobbismo y soberanía arrebatada

La crisis de la supuesta industria del software sienta bases ideales para la adopción de software libre en el estado.

Como ya habíamos dicho en notas anteriores, existen iniciativas para promover el uso de software libre en el Estado (Nacional, Provincial o Municipal). A todas estas iniciativas se ha contestado desde el sector del software privativo con acaloradas advertencias de las terribles consecuencias que pueden acarrear la falta de un soporte pago, la caída de los puestos de empleo, la caída de ingresos por falta de ganancias de las empresas, la brecha de aprendizaje que deberían hacer las usuarias y el público en general debido a que es menos amigable y otros argumentos que ya van cayendo en la oscuridad de la historia.

Las representantes más nombradas sobre este tema, la vanguardia de la fe privatista son Carranza y Asociados del año 2006 y por supuesto las representantes legales de Microsoft en cada uno de nuestros países, por lo que tomaré el intercambio epistolar entre la gerente de Microsoft Perú y la congresista peruana Edgar Villanueva Nuñez, quien impulsaba la adopción de software libre en su país durante el año 2002. Les recomiendo la lectura de ambos documentos ya que creo aclaran mucho más que mi humilde nota una problemática cargada de lobbismo y soberanía tecnológica arrebatada.

Yo simplemente trataré de desmitificar los puntos más salientes de los argumentos privatistas, para avanzar hacia una ley que obligue al estado a usar software libre.

Primero debemos definir qué es lo qué se comercializa cuando hablamos de vender software. El software es una obra intelectual por lo que se ajusta a licencias de explotación y autoría como un libro o cualquier obra de arte, ahora esta particular expresión intelectual no se ajusta a los cánones de la manufactura tradicional y puede elegir desde hace treinta años la licencia bajo la cual distribuirse.

“¡Si se adopta el software libre se destruirá la industria del software!”

Esta frase es la gran yegua de batalla, la espantapájaros perfecto de las promotoras políticas del software libre. Debemos entender al software como una herramienta y como toda herramienta en el mercado tiene un valor costo y otro valor beneficio. O sea: tiene un valor producido directamente por el costo de su producción (sueldo de las programadoras, estructura física, etc) y un valor beneficio que lo da el mercado. Tomemos por ejemplo el dato que nos diera Paideia al bajar NeoOffice a un costo de 10 dólares mientras el Home Office ronda los 149 dólares. ¿Por qué esta diferencia? ¿Acaso Microsoft tiene una plantilla de miles de empleadas y Apache no? ¿El equipo que produce Home Office es innumerablemente mayor que el de NeoOffice?

No, ambos equipos están formados por una plantilla similar. La de Microsoft cambia según el rendimiento y la utilidad de sus programadoras, la de NeoOffice muta comunitariamente, su plantilla se divide en un equipo TEAM compuesto por dos programadoras, un equipo Devel que programa el LibreOffice original y miles de colaboradoras a nivel mundial ayudando con las mejoras y la amigabilidad (usabilidad) del programa. Y en realidad como apuntan las desarrolladoras de NeoOffice nada impide arancelar el producto, la diferencia es que se basa en un valor costo real, mientras el software privativo se basa en los beneficios.

O sea el software contrariamente a cualquier otro producto industrial no tiene un costo real, inclusive esa inversión en estructura se reutiliza en varios desarrollos por lo que en teoría -según la economía tradicional- debería bajar los costos de los productos futuros y producir un reembolso casi inmediato de lo invertido, pero cuando nos adentramos dentro del mundo del software caemos en la cuenta que el 95% del software producido es IN HOUSE (hecho en casa), con la única excepción del software para microcontroladores (embebido), aunque con programas como el Yocto, esto es perfectamente posible. Aunque replicar el ambiente en estos casos es bastante complejo y tiene una reutilización baja.

En realidad el 75% del trabajo que se paga a una programadora tiene que ver con el mantenimiento, con la migración a los ambientes actualizados. O sea se paga un sueldo por escribir y mantener un código hecho en el comedor o la cocina de la casa de la programadora. O sea no hay una “industria” real , los estudios de trabajo y los grandes edificios tienen más que ver con cuestiones de marketing y el nucleamiento del trabajo colaborativo, que de por sí ya llevan a través de sus correos y plataformas. Aparte su valor como bien es ilusorio, mientras si compramos un Audi y este decrecerá su valor con su uso y si Audi cierra su valor crecerá por ser un auto de colección o “el último Audi”. Un software perderá su valor en menos de un año y si la empresa productora cierra o es discontinuado su valor desaparecerá por completo.

La “industria” del software sólo es una estructura de servicios y el software libre puede prestar esa estructura de servicios con mayor agilidad que ninguna otra porque posee una red de promotoras, técnicas y capacitadoras autoformadas en la escuela de los hacklabs y hackspace o en las plataformas colaborativas o las listas de correo, con muchísimos eventos anuales que nos perfeccionan y nos permiten desarrollar nuestras incumbencias.

“El software libre es inviable”

El otro argumento es que el software libre es económicamente inviable y encierra mayores costos ocultos. Esto es totalmente irreal. El software libre posee dos características fundamentales la posesión de la propiedad del código por su desarrolladora (en el privativo esta propiedad es transferida a las empresas) y un desarrollo forkeado que es motivado por fines diferentes al dinero, por lo que podemos acceder a él de manera gratuita o por valores simbólicos. Mientras un software privativo es abandonado y discontinuado, el software libre puede ser continuado porque sus fuentes están a disposición de todas. Al desarrollar las licencias GPL o Copyleft se ha tenido en cuenta que las autoras no tengan una pérdida patrimonial al aumentar las consumidoras ya que es una creación intelectual, que se mejora y se extiende por miles de personas como es el caso de Linux (núcleo del sistema GNU-Linux) o cualquier otra creación del software libre como Debian, Gentoo, Octave, Abiword, etc.

¿Por qué desarrollar software libre si no hay dinero por ventas? Pues en realidad cualquier conocedora de software sabe que la producción de software significa para cualquier empresa un gasto, inclusive para aquellas que lo desarrollan ya que se dedican a crear un software para uso limitado, personalizaciones y spin de software para otras empresas, por lo que deben adquirir licencias, llegar a acuerdos licenciatarios y a fusiones de proyectos. Para esas empresas el software libre significa una ganancia, porque les facilita enormemente el mantenimiento a los nuevos entornos este modelo es el adoptado por Apple y su OS X basado en software libre que ellas cierran.

La fantasma que agitan “asesoras” -como Carranza- de la muerte de la industria del software es totalmente falsa. La actividad del software libre ubica en su lugar a una industria llevada a niveles épicos de salvación o destrucción digital del mundo.

Acá tiene que quedar en claro que los costos reales de un software son los de mantenimiento y no los de desarrollo y justamente este costo en el software libre es muy barato. Por eso empresas como Apple, Novel, o inclusive IBM han desarrollado plataformas libres para luego aplicar esos desarrollos a sus productos. Y esto no ha hecho que esas industrias del software privativo mueran. Por el contrario Apple nunca tuvo el desarrollo que ha logrado en estos años. Un modelo como el de Microsoft sí está en declive.

Imaginemos un software que desarrollamos e introducimos al mercado: nuestras posibilidades de venderlo son muy ínfimas, mientras que si lo liberamos es más posible conseguir donaciones y mantener con ellas el desarrollo, es el caso de Red Hat o Ubuntu.

Bueno hasta aquí espero haber explicado con suficiente coherencia que la existencia de software libre es con mucho una fuente de trabajo inagotable y un modelo de negocios que han entendido y adoptado muchas grandes empresas del software.

Ahora, ¿por qué adoptarlo en el estado?

La razón principal es porque puede ser auditado por cualquier ciudadana. Los tutoriales para auditar el software libre están a disposición de cualquiera en la red. Ha sido nuestra política hacerlo así, y dar estas herramientas desde el inicio. Para que cualquier adopción de backdoors pueda ser detectada de inmediato.

La otra razón sin dudas es el ahorro en patentes y licencias, por parte del estado, pudiendo abocar estas a otras áreas más importantes como la salud y la educación. El modelo de software libre ha demostrado ser exitoso de esta forma. No necesita de licencias pagas para su desarrollo.

Esto no significa que no habrá gastos. Los habrá para hacer la migración de las terminales a GNU/Linux, para asesorar y formar a las agentes públicas en el uso de herramientas libres y en un mantenimiento permanente. O sea: habrá gastos por el servicio, no por el uso. Esto -se calcula- produce ahorros hasta del 60% en los gastos multimillonarios del estado en digitalización.

La actualización del software libre tiene que ver con el avance de la tecnología, no con paradigmas del mercado. Por lo que la formación de las agentes es contínua pero no vuelve nunca a foja 0, como sucede con mucho software privativo en este sector.

El software libre sirve a la transparencia del gobierno al estar sus fuentes a disposición de todas.

No sólo produce una transparencia técnica, sino una ética. Cuando se adapta el software libre como plataforma estatal se está adoptando también una ética de respeto al usuario-ciudadano a sus libertades y derechos. Que no digo acabe con la corrupción, pero la pondrá más a la vista pudiendo identificarla y erradicarla.

La adopción de software libre también implica una decisión política que asume la soberanía tecnológica como un derecho de su pueblo, rompiendo las dependencias con monopolios y multinacionales que nos esclavizan, ocultándonos el código fuente y las actividades de su código en segundo y tercer plano.

Hace poco tiempo, por ejemplo, se conoció que Microsoft había utilizado uno de sus backdoors para desinstalar TOR de las máquinas de 2 millones de usuarias, sin su consentimiento. O las implicancias de la colaboración de Microsoft-NSA en el espionaje de países y gobiernos como Brasil, Argentina o España.

El software libre garantiza el acceso a los datos del estado a todas las ciudadanas, la seguridad del estado y de sus ciudadanas y el mejoramiento de estas herramientas por sus usuarias y una comunidad activa.

El software que usa el estado debe poder ser accedido por las ciudadanas y estudiarlo para poder decidir si es eficiente para calcular nuestros impuestos o recontar los votos (cosa a la que nosotras aún nos oponemos).

Fuentes

http://curso-sobre.berlios.de/introsobre/2.0.1/sobre.html/x5380.html
http://bo.unsa.edu.ar/docacad/softwarelibre/articulos/anticarranza/
http://www.redusers.com/noticias/carranza-torres-advierte-por-que-el-estado-no-debe-obligarse-a-usar-software-libre/
http://www.carranzatorres.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=676:icual-debe-ser-la-politica-publica-del-estado-en-materia-tecnologica&catid=108:notas-de-prensa&Itemid=188
http://blog.smaldone.com.ar/files/microsoft/ctsoftware.png
http://es.wikipedia.org/wiki/Software_libre

image/svg+xmlTribuna Hacker existe gracias a

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *