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Ley de Semillas: pelearle a Monsanto no alcanza

Las patentes conformaron en un principio un reconocimiento a la autora de un invento y la protección de sus derechos ante la reproducción posterior. Aunque basta recorrer la vida de Thomas Alva Edison y enterarnos de cómo se adueñó de los inventos de Tesla y las películas de Melies para entender la trampa de la Ley.

En 1930, esta trampa se expande porque EEUU empezó a dar patentes sobre frutas, verduras y plantas con la excusa de que eran inventos ornamentales; este antecedente sirvió a los laboratorios genetistas y se han adueñado de la vida patentando hasta microorganismos, plantas, animales e incluso células humanas.

Se niega desde esta forma el bien común o sea que la vida nos pertenece, para decirnos desde un estado corrupto la vida es de las corporaciones.

¿Qué es un transgénico?

Fundamentalmente un transgénico es un organismo modificado en su cadena de ADN, o sea toman el ADN del trigo y le insertan un eslabón no vegetal para lograr propiedades que de por sí la planta no poseía. Convengamos que la planta no poseía esa característica por varias razones pero tal vez la principal sea que no la necesita.

¿Qué es un saber ancestral?

Las comunidades campesinas e indígenas han conservado y a través de las generaciones mejorado las semillas y los animales de consumo; para eso han utilizado mejoras hechas a la tierra con mucha participación de la mujer; y tiene que ver con el cuidado de los recursos, del tiempo de siembra, del tiempo de descanso, del tiempo de fertilización y de las formas de depositar y conservar lo producido. Estos saberes ahora son tomados por las corporaciones y sintetizados en un laboratorio para lograr la excusa para su patentamiento.

Se hace uso de una especie y de los saberes ancestrales para hacer un negocio; olvidando el principio fundante de esos saberes “Que los alimentos y nuestra supervivencia sea sustentable”.

El TLC (Tratado de Libre Comercio) exigía a los países incluidos esforzarse por reglamentar y dar entidad a las patentes biogenéticas (sobre plantas y animales) ; muchos países como Costa Rica sufrieron este retroceso en sus soberanías alimentarias, Argentina en aquel momento pudo correrse, pero hoy estamos ante un problema que por ejemplo Costa Rica no tenía. Costa Rica no tenía Ley de semillas y la pelea se dio dentro del marco de la TLC; Argentina tiene una Ley de Semillas desde hace 40 años, una ley que de por sí ya aceptaba el patentamiento y el cercamiento de ese recurso común.

Hoy; con el macrismo blandiendo las cuerdas de un país que está siendo arrasado, algo buscado por Monsanto, La Sociedad Rural, la Asociación Nacional de Semilleras, y Confederaciones Rurales Argentinas es una Ley que patente cada semilla plantada en el territorio; por eso manifestarse contra la llamada Ley Monsanto es insuficiente.

Las leyes de semillas promueven una “semilla de calidad” y la defensa de las agricultoras a través de esta semilla; te lo voy a explicar un poco mejor, pero para que te des una idea; esto es a las campesinas lo que a las trabajadoras el “trabajo de calidad” basado en una fuerte desocupación de la política económica de Macri.

Una Ley de semillas exige que cada semilla que se siembre deba estar certificada, las certificadoras generalmente son un departamento de las semilleras multinacionales o en su defecto tienen un mismo directorio. O sea las semilleras se autocertifican; pero a vos te van a certificar ellas.

Sembrar una semilla no certificada es un delito, y esta certificación generalmente se expande a las semillas criollas que las comunidades han cuidado, atesorado y mejorado.

En Argentina; hoy es más cara la siembra orgánica que la transgénica, más que nada por la cantidad de certificaciones que hay que pagar, para lograr el sello “ORGÁNICO” y poder comercializarlo. Esto no es otra cosa que una estrategia de las semilleras y sus socias lobbystas para poner ese producto en un lugar de no acceso para la ciudadana clase media a pobre. Lo mismo pasa con la miel que te venden en los súper; si lees bien la etiqueta dice “alimento en base a miel y maíz”, o sea NO ES Miel. Esos productos están a razón de $50 o $60 el kilo mientras la miel de abeja o de monte está por encima de los $200 el kilo.

La economía global; no sólo la Argentina, ha decidido que las ciudadanas estén tan estupidizadas con la conexión permanente, el Pokemon-Go, que acepten cualquier cosa y tal vez tengan razón.

El neoliberalismo mundial ha decidido que sólo le cierra una agricultura industrial y ha apoyado el desmantelamiento, aún por la vía del asesinato y la violencia, de la agricultura campesina.

Muchas veces nos engañan con las fundaciones que dicen defender la naturaleza, la lucha contra el hambre, la lucha contra la pobreza y tantas hermosas frases; la historia nos ha demostrado que son todas farsas. Greenpeace sólo sirvió para poner a una diputada verde en Cambiemos, que apoya esta forma de producir alimentos con una producción industrial, que cerca los bienes comunes y excluye la producción campesina.

Ejemplos de esta línea política son la paramilitarización del campo en Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Salta, Jujuy, Tucumán y tantos otros lugares; que es invisibilizado por el estado y los medios que están al servicio de este tipo de gobiernos y de producción.

Cuando hablamos de patentes agropecuarias, de patentar semillas estamos hablando de ceder nuestra soberanía como pueblo, nuestra soberanía cultural, alimentaria, sanitaria, territorial y del conocimiento. La única forma de detener este avance es exigiendo total libertad de licenciamiento, una Ley que incluya a todos los bienes comunes empezando por la semilla en nuestra constitución y sean las corporaciones las que deban pagar a los pueblos por usar sus saberes, sus semillas y sus mejoras en sus productos.

El extractivismo debe ser penalizado, el desmonte debe ser penalizado, la persecución de luchadoras sociales y campesinas debe ser penalizada, si vamos a discutir una ley que sea una que de más poder a los sectores populares, no una que ponga nuestra vida en manos de las corporaciones.

Si vamos a hablar de semillas que sea para planear un bosque de alimentos, un granja en un baldío…

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