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Por qué las organizaciones sociales no deberían usar redes

Las Organizaciones Sociales, son hoy el ámbito de militancia de la resistencia a la sobre explotación de los recursos comunes.

Sin embargo usan las herramientas de la Gran Hermano. Torpeza, negligencia o simple ignorancia.

Las Organizaciones Sociales, son hoy por hoy, el semillero de militancia. Desencantadas con la política partidaria, las manifestaciones callejeras decantaron en asambleas que se fueron apagando y en Organizaciones surgidas de esas asambleas ciudadanas con un objetivo puntual. El objetivo predominante ha sido la defensa del territorio urbano o rural, y a partir de allí la defensa de las ecologías y soberanías necesarias para garantizar una adecuada calidad de vida. De más está decir que desde este diario concordamos y apoyamos todas esas luchas, por entender que los territorios deben defenderse y el acceso democrático a la tierra y a la vivienda, es un derecho inalienable.

Aclarada a muy grandes rasgos nuestra posición y la sujeto a la que nos estamos refiriendo avanzaremos sobre el por qué de nuestra crítica.
Cuando empezamos a recorrer las web de las organizaciones sociales nos encontramos con características muy marcadas en el uso de plataformas gratuitas “no” libres y de las redes sociales privativas, por su fácil acceso, su masividad y su gratuidad. Ahora, hacer esto y darle toda nuestra información a la enemiga es lo mismo.

Los servicios que más son usados por las organizaciones sociales son Facebook, Google+ y Blogger(Google), todas estas plataformas han cedido información a gobiernos y empresas con total libertad y gracias a que mayormente ninguna de nosotras “lee” Los Términos de Servicio. Estos términos permiten a estas plataformas ceder a terceras las fotos o sea cualquier organismo de seguridad puede acceder a las fotos subidas por la Organización y proceder a la individualización de cada asistente ayudada inclusive por programas como SIBIOS (del gobierno Argentino), con lo que cualquier gobierno podría confeccionar sus Black list con facilidad. No es por nada pero en un país con 2 centenares de desaparecidas en democracia y un número mayor de “accidentes mortales” y “muertes en peleas familiares” de dirigentes y militantes sociales, yo trataría extremar la seguridad de mis compañeras de base, a menos que como dijo Arent de las direcciones judías en el holocausto, sean cómplices.

Por la misma declaración de Términos de Servicio, nos enteramos que todo lo que borramos queda grabado en copias de seguridad. En Facebook inclusive usan una licencia externa la denominada “Licencia Pi”.

Por licencias de este tipo, estas plataformas te obligan a entregar información veraz en los datos de registro, datos que deberían ser privados y son tratados como públicos. Y, aunque la personaje registrada sea una invención, estas plataformas acceden a la información terminal-usuaria registrando todos tus datos de navegación-conexión, razón por la que si cambias de terminal te envían un aviso preguntando si eras vos desde otra terminal. Cuando pones SÍ para no extender la burocracia registran esa terminal asociando usuarias. Creo que ustedes mismas pueden hacer una proyección entre las agendas telefónicas robadas a las detenidas-desaparecidas durante los años de plomo y usadas por los servicios de la dictadura para asociar a distintas personas con las organizaciones armadas.

Estas plataformas promueven a través de ganchos muy variados que van desde aplicaciones que habilitan ciertos datos para compartir con un público determinado, hasta la integración de distintas plataformas para compartir los datos, habilitando un manejo transversal de la información que es actualizada por la usuaria y por sus contactos. Esto oculta desde el vamos un mecanismo aceitado de vigilancia y posterior control.

Todas estas plataformas han entregado sus bases de datos a la NSA, con excepción de Twitter, que se negó a hacerlo inclusive amenazando con cerrar el sitio si era obligada a hacerlo.

En la plataforma del “Colorado Simpático” la cuenta una vez abierta es muy difícil de borrar, generalmente sólo se logra desactivarla y queda latente hasta que decida la usuaria reconectarse. Las pocas personas que conozco que han profundizado su decisión de borrarse de la plataforma se han liado en una sucesión de mails y aún así no han logrado la eliminación total de sus datos.

Después está la cuestión ideológica si se quiere. Las empresas privadas que están detrás de estas plataformas no quieren los mejores intereses de acceso democrático a los recursos comunes, a los derechos civiles, a la tierra, a la educación para la libertad o la vivienda, sino que persiguen el lucro. Por eso se han hecho millonarias, manejan montos siderales, se cuentan entre las personas más ricas del mundo y sus fundaciones “filantrópicas” son en realidad una gran excusa para evadir impuestos.

Las bases de datos guardados por estas plataformas pueden ser archivos que condenen a posiciones inamovibles a las organizaciones e imposibiliten la “recreación” de las usuarias, impidiendo por ejemplo el giro de una joven de derecha a una adulta de izquierda, por la exclusión que produce un pasado sin filtros.

Como decía mi abuela “Sólo la tonta dice dónde guarda sus reservas”, y las reservas de las organizaciones sociales son la militancia.

image/svg+xmlTribuna Hacker existe gracias a

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