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Consejos para comprar películas truchas en la calle

Te presentamos algunas consideraciones útiles a la hora de comprar una película bajada de Internet.

Viendo algunas de las respuestas a nuestra postura sobre la cultura libre, vamos a sumar algunos ingredientes al debate, pues escribo lo que sigue con la esperanza de profundizar la discusión. Primero que nada: vos podés pensar lo que quieras y nos parece bien, porque no buscamos que todos opinemos igual, buscamos discutir un poco más acerca de una infinidad de temas a los que no suele prestársele atención y sobre los que, por lo general, no nos tomamos el tiempo para formarnos una postura.

Las posturas que sostenemos a diario como personas, tienen consecuencias. Y siempre tenemos que hacernos cargo de ellas, sobre todo de las consecuencias. Aunque sea para cambiar las opiniones. Hace poco decía que no me genera ningún problema ver que alguien vende películas en la calle. Mentí. Me genera cierta bronca, porque son personas que no tienen acceso a un mejor trabajo, y recurren a esta salida porque necesitan tener de qué vivir.

Ahora vendrán las moralistas e hipócritas, o las de opinión inoculada, a decirme que “siempre se puede elegir no cometer un delito” y esto es falso.

Hay un cúmulo de gente a la que esta sociedad no da trabajo, a la que le damos la espalda porque tiene problemas que no entendemos (y no queremos entender) o que no nos pasan a nosotras (y no queremos resolver), a la que se persigue por portación de cara, a la que se la condena por ser pobre, y para colmo se les dice que es su culpa, porque podrían elegir hacer otra cosa.

Y el caso de muchas de las personas que venden películas en la calle es éste. No he visto una sola de estas vendedoras que esté vestida con ropa nueva, sus calzados por lo general están muy desgastados, su piel arruinada, y un sin fin de otras características propias de quien no tiene comodidades, como las que sí suelen tener aquellas que se quejan de que estas personas subsistan viviendo películas o cualquier otro artículo en la calle.

Las de la moralina antipiratería defienden los millones de pesos que alguien gastó en una película. Me parece legítimo. Lo que no me lo parece es que lo hagan en contraposición con la pobreza de la que vende una película en la calle. No me parece legítimo que a partir de tacharlas de delincuentes se acepte o promueva que se las enjuicie, se las trate de ladronas y se les robe la mercadería. Porque esa película que bajaron y grabaron -seguramente además la hayan comprado a una distribuidora y no grabado en su casa- no es más que software en los CD o DVD que ellas sí pagan.

Resulta ahora que está bien que la policía robe a las vendedoras ambulantes los pocos pesos que tienen, para defender a la Paramount Pictures. Resulta bien que las metan en la cárcel -donde les espera el infierno- para defender a 20th Century Fox. Y resulta bien, también, que a algunas les parezca justo equiparar una película bajada de Internet, con el robo de un auto. Yo me pregunto aquí, ¿quién es la que está sosteniendo una postura reprochable?

Quien crea que las personas que venden películas en la calle son responsables del fracaso de una productora, estaría seguramente de acuerdo con que el problema del narcotráfico es producido por la piba que te vende un porro en la esquina. No veo ninguno de los millones de la Paramount en los bolsillos de las vendedores callejeras, por lo que me atrevo a sospechar sobre quién tiene la culpa de los posibles fracasos de la industria cinematográfica, que repito, hasta el momento no he visto.

La responsable de la producción local y su buena salud, no es la mina que te vende Scary Movie IV en la esquina de un supermercado. ¿A quién creés que estás defendiendo?

La responsable de la producción local y de las industrias culturales es la que sienta las políticas al respecto.

Por otro lado, otra de las responsables de que tengamos una legislación tan nefasta como la que tenemos para quienes venden películas en la calle, es el sector privado que a partir de presiones, ha logrado esta legislación.

Ud. discúlpeme, pero dudo que la que vende La Era del Hielo en una manta tirada en el piso vaya a ser escuchada por una diputada o senadora para que un país ponga al estado en función de sus intereses económicos.

Aquí sucede que la industria ha adoptado un modelo de negocios que ya no es rentable, nada más. Note una cosa: no es “tan rentable” no significa “no es rentable” y dejar de ganar dinero no significa no ganar dinero. En lo que respecta a industrias culturales nuestro país viene creciendo, de a poco, con gestos imbéciles de algunas funcionarias, pero viene creciendo en calidad y en cantidad. Hay mucho que mejorar. Dígame una cosa, Ud. querida defensora de la propiedad de las poderosas: ¿ha visto que caiga alguna productora por esta supuesta piratería? ¿Cómo explica el crecimiento? ¿Internet y la “piratería” tienen algo que ver en esto?

Si su esquema de negocios no tiene la rentabilidad que Ud. espera, pero sigue existiendo demanda para el producto que Ud. ofrece, dedíquese a ver cómo resuelve su inconveniente, porque evidentemente no es una industria muerta. Pero no lo haga metiendo en la cárcel, robando y persiguiendo a una mina que vende un DVD a 20 mangos, muerta de frío, pasando 10 horas diarias parada en la vereda, porque la crisis de la industria no es su responsabilidad.

Si seguimos así, van a terminar metiendo presas a las que escuchan un concierto al pasar por afuera del estadio porque no han pagado la entrada.

¿Quiere meter a alguien presa? Ningún problema. Empecemos por meter presas a aquellas que se interesan en invertir sólo en la cultura que vende (a nivel ingresos económicos) o sólo en la cultura que vende (a nivel marketing), que son las responsables de que las que pueden vivir de la producción cultural sean en su mayoría porteñas -o moradoras de la capital del país- o sólo consagradas.

Hágase cargo de qué defiende. Vuelva, piense y debata.

Vamos, que por algún lado hay que empezar a cambiar las cosas.

¡Happy Hacking!

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