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Cinco preguntas para no caer en un enlace-trampa

Hasta hace no mucho tiempo, enviar un enlace o recomendar una web era un acto bien tenido en cuenta. Bueno, no tanto, éramos muchas nerds enviándonos enlaces, pero de igual manera, nadie se asustaba por que le llegara un enlace. A partir de las prácticas terroristas de Windows hoy muchas personas desconfían, se inquietan e intentan borrar cualquier mensaje que contenga un enlace, incluso sin mirarlo, como si ver un link arriesgara el contagio. El asunto es que en esa práctica de no abrir por las dudas, queda fuera muchísimo material, mucha comunicación, hay mucho dicho que no llega a su destinataria. Así que, hoy te convidamos algunos consejos para resolver si abrirlo o no.

Primera y muy importante: ¿Confío en la persona que publica o envía el enlace?

Una de las vías de contagio, en estos temas, es la reputación. Sí, es un factor que no aparece como tecnológico, que no tiene ningún bit, pero es justo en lo que yo me fijaría si quisiera que la gente intercambiara mis enlaces. Más que reputación, aquí deberemos medir nuestra confianza. Tu confianza en Internet, por pauta de seguridad, tiene que ser la misma que tenés en el mundo físico. Mucha gente se fija por la mirilla de la puerta quién es la persona que llama, pero agrega a cualquiera en Facebook y la mete en su vida. No sé vos, pero a mí me molesta más que invadan mi intimidad las 24 horas a que alguna mirona se asome por mi puerta los segundos que voy a demorar en cerrarla. Así como agregamos indiscriminadamente, también abrimos los correos de cualquier persona.

La solución no es no confiar, la solución es pensar si el correo o el enlace en el que estamos a punto de hacer click, nos parece confiable porque la persona que nos lo envía nos lo parece. En el peor de los casos, podés contactarte con esta persona por otras vías consultándole si te ha enviado ese enlace a propósito.

Segunda pregunta: ¿Confiás en la plataforma?

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Apelar al sentido común, es apelar a un conjunto de experiencias, pero eso no hace que el “sentido común” exista. Es más bien una suerte de futurología que nos hace sentir más seguras con aquellas experiencias que han sido continuamente buenas, precavida con las que no conocemos y temerosas con cualquier cosa que siquiera se acerque a nuestras malas experiencias.

Cuando hablamos de enlaces, necesariamente hablamos de plataformas, y nuestra experiencia en esto pesa. Mucha gente, por ejemplo, confía en los filtros antispam y directamente no revisan esa carpeta. Eso mismo es confiar o no en una plataforma. Si no vas a revisar esos correos, estás aceptando que el filtro antispam es correcto. Si por ejemplo, Facebook te dice que no abras un determinado enlace porque puede ser una trampa y confiás en su criterio, entonces no vas a abrirlo, pero también podés no aplicar este segundo consejo y aplicar el primero. Esto significa: tal vez Facebook dice que no ingreses a ese enlace porque no quiere que lo veas, pero quien te lo mandó, sabe que no es un enlace que te perjudique y confiás en su criterio y decidís considerarlo de otra forma.

Tercera pregunta: ¿confiás en el destino del enlace?

Esta es una de las mejores prácticas. Si ves un enlace enmascarado (algo que se ve como este enlace), y no sabés si clickear o no, entonces copialo y pegalo en algún lugar. Analizá su dominio. Lo más importante, es el final del enlace antes de la primer barra. Es decir, si el dominio es http://facebook.com/HackersSuplemento que es el dominio de nuestra fanpage, podemos confiar que ese enlace comunica a un dominio en que confiamos. Pero si el enlace es http://fecabook.com/HackersSuplemento podemos ver claramente que apunta a un dominio que no es el de la red antisocial de Zuckerberg y que además pretende hacerse pasar por el real cambiando de lugar las vocales.

Cuarta pregunta: ¿El enlace coincide con un evento de trascendencia?

Algo que se hace mucho para que la gente caiga en nuestra trampa, es confundir. Así como lo hacía con el enlace de la pregunta anterior, también se puede camuflar -esconder a la vista- un enlace malicioso en un evento de trascendencia, como los Juegos Olímpicos, las copas Mundiales o una catástrofe, como el terremoto de Ecuador o el desastre del vuelo MH17. Si recibís un enlace con estas características, entonces conviene aplicar las cuatro preguntas anteriores.

Quinta pregunta: ¿Es un enlace acortado?

Hace pocos días mostrábamos cómo un enlace acortado es utilizado para enviar estafas. Paralelo al crecimiento de la participación de la sociedad en la creación de contenidos de la web, apareció la práctica de compartir enlaces, y junto con esa práctica las acortadoras de URLs, que en realidad pervierten el sentido de los dominios, que fueron creados para poder recordar un enlace y facilitar el acceso. Pero igual, crecieron.

Son enlaces que por naturaleza enmascaran otro, y todas sabemos que es así si estamos frente a un enlace de Bitly, goo.gl o similares. En este caso, no queda otra que aplicar las cuatro preguntas anteriores, que en realidad son las tres primeras.

En fin, lo importante es confiar, lo contrario sería como dejar de salir a la calle por el hecho de que afuera hay gente que no conocemos o alguien ha tenido una mala experiencia o una experiencia que no queremos tener. Así como no debemos dejar de salir a la calle, tampoco debemos dejar de ver los enlaces que nos recomiendan, eso sí, no hay por qué salir desabrigadas, por lo que basta con una pequeña batería de preguntas, que siempre podés desoír y arriesgarte. El miedo sólo lleva a que el mundo lo hagan las demás.

¡A divertirse!

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