Una de las cosas que inevitablemente suceden cuando se triunfa es que tu idea de pronto parece tener muchas posibilidades de generarte algunos ingresos. A veces sucede que tu idea puede además darte varios millones. El problema es cuando para poder obtenerlos tenés que pasar encima de mucha gente, y ahí se ve quiénes tienen la intención de ser poderosas y millonarias y quienes no. Porque, seamos sinceras, la mayoría de las personas eligen antes ser felices que millonarias y la mayoría de las personas, no están de acuerdo con obtener dinero a costa de la vida de otra persona, por lo que podemos presumir que tampoco elegirían ser millonarias a costa de la vida de otras personas.
El asunto es que a Facebook parece haberle pasado eso y Zuckerberg decidió que el mejor camino era prostituir a sus millones de usuarias sin que lo noten durante años, para que cuando lo noten ya sea algo normal. Algo así como “jodete por usar esta red, que es mía y yo soy una cagada”. El asunto es que tanto Facebook como Google aprovechan un vacío legal -que ya no es tal, pero ahora seguramente el vacío sea pago- para comerciar la intimidad de sus usuarias. Hay algunos matices: Google no hace preguntas sobre tu cotidianeidad, tampoco lo hace a tus amigas, Facebook sí, pero en esencia el asunto es el mismo: recolectar información, vender a las usuarias a gobiernos y empresas privadas para hacerlas más manejables y obtener dinero con eso.
Sucedió hace dos años que una estudiante llamada Max Schrems comenzó una campaña para saber cuánta información y de qué tipo llegaba a las autoridades estadounidenses por medio de las redes antisociales como Facebook. El resultado es de temer: luego de solicitarlo formalmente a la empresa, Facebook dio a Schrems -una persona como cualquiera otra sin mucho que investigar ni nada para esconder- toda la información que se encontraba comerciando. El detalle: la informe tenía 1.000 páginas. Sí, 1.000 páginas de alguien que no tiene nada que esconder.
Pero la cosa no quedó ahí. Schrems fue a la Comisión de Protección de datos de Irlanda (DPC) allá por 2013 y luego de 2 años de proceso -y una negativa de parte de la DPC a investigar la demanda de la estudiante- el tribunal finalmente ordenó abrir una investigación contra Facebook asegurando -sí, Irlanda, paraíso fiscal de las corporaciones que venden a las personas- que EEUU no es un país que asegure el derecho a la protección de datos y la privacidad.
Este caso ha tomado nuevos ribetes luego de que el Tribunal de Justicia de la UE dictara sentencia recientemente contra la transferencia de datos de europeos, algo que obliga a renegociar. Ojalá, en días en que se denuncian espionajes puerilmente para sacar uno u otro votito, se pongan cartas seriamente en este asunto, no podemos seguir aprobando que nuestro país venda, preste, convide, regale, ni mucho menos COMPRE información a estos cuasi servicios de inteligencia privados, obtenidos de forma espuria y sin nuestro conocimiento.
El asunto es que todo el comercio publicitario de la red parece estar apuntándose a que nos compran y vendan, estamos todavía a tiempo de legalizar uno de los actos más repugnantes de los que somos capaces: gobiernos pagos por la sociedad, pagan a empresas a sacar dinero a la sociedad que les da origen. Como mínimo, una traición a denunciar.
A desalambrar.
¡Happy Hacking!