Queremos el servicio militar obligatorio para vos, tu mamá, tu prima, tu hermana, tus hijas y tu abuela

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Propuestas de la más nefasta derecha han existido siempre. Desde que el kirchnerismo se dedicó a confrontar, además, suele juntarse. Pero, parece que Perón se ríe desde la tumba de quienes no somos peronistas y vuelve a tener razón con aquello de “No es que nosotros hayamos sido buenos. Sino que los que vinieron después fueron tan malos que nos dejaron como buenos a nosotros”. La diferencia es que nadie se fue y nadie vino, nisiquiera Menem, que con el apoyo del kirchnerismo no sólo está libre, sino que además cuenta con fueros.

La “nueva política” y la difunta transversalidad están plagadas de fascistas que la van de progres, de oportunistas, de trasvestidas políticas, y contiene, sí, progres que verdaderamente lo son. La oposición se distingue por ser el canal de expresión de las mismas voces que el kirchnerismo, sólo que de distintas empresas. Monsanto para el kirchnerismo, Cargill para la oposición. El kirchnerismo tuvo una estrategia política muy clara: generar polos, juntar a quienes se les oponían bajo el nombre de “oposición” (cosa que invisiviliza) e ir de a poco eligiendo a sus contrincantes. Porque por más que no puede negárseles cierta autonomía a quienes están homogeneizadas como oposición, lo cierto es que es el kirchnerismo quien las coloca o no allí. Así es que tampoco hay una vocación en las progresistas no peronistas, en constituir una alternativa que profundice las medidas más que potables que ha tenido el kirchnerismo en su política social (empoderamiento, mejor distribución de la riqueza, derechos humanos, crítica al poder de las empresas periodísticas, son algunas), pues sólo existe oficialismo y oposición.

Pero de un tiempo a esta parte, tal vez desde la salida de Massa de las filas del gobierno de turno, el frente gobernante comenzó a frivolizarse y asentarse en su costado más conservador. El problema es que están desandando un logro de este mismo gobierno. De a poco ya no es políticamente incorrecto ser de derecha. El mismo Sobisch fue un ejemplo de esta incorrección cuando se presentaba como una alternativa de “centro”.

Sí, tal vez me digas que el grupo Cobos-Binner-Carrió-Pino-largoetcétera, se presenta como “centro izquierda” y eso puede entenderse como que todavía es políticamente incorrecto ser de derecha. Pero un frente como el de más arriba, es cualquier cosa menos centro izquierda y lo sabemos todas. Esa idea de “centro izquierda” está dirigida además a captar los votos de gente que sabe que estas dirigentes no están ubicadas en ese punto del círculo político, por ende no puede dárseles otra concepción que la del mero márketing.

Pero de una forma peligrosa y nefasta reflotan propuestas de derecha o ultra derecha que tienden a criminalizar a toda persona ajena a la vida de quien hace las propuestas. La “mano dura” fue una propuesta del kirchnerismo vernáculo, incluso hubo un intento de sumar a Cassia a las filas del “progresismo”, demandas cruzadas respecto de quién era la autora de las campañas de mano dura. Un ridículo total al que ahora suman la idea de que obligando a motociclistas a usar cascos y chalecos con patentes se puede disminuir el delito. Digo yo… ¿las ladronas no andan en autos?

De a poco, y con una profusa participación mediática, [pullquote]aparecieron ciertos temas que no sólo no son novedad, sino que están apuntados a segregar a los sectores más débiles de la sociedad[/pullquote]. Los ejes se centraron sobre la delincuencia, el narcotráfico y la juventud (a quien tratan de delincuente y drogadicta). En Mendoza se ha vuelto a plantear el ridículo de etiquetar a las motociclistas como una forma de parar con las “motochorras”. Los shoppings rechazan a las adolescentes que asistan sin padres y absurdos similares.

[pullquote position=”right”]Estamos ante la construcción, lenta pero progresiva de una “enemiga social” venida desde el arco de los partidos tradicionales y querida por todas ellas. Tanto kirchnerismo como oposición plantean propuestas reaccionarias. [/pullquote]La estigmatización de la pobreza, del color de piel, de las personas con niveles educativos bajos. Y si bien la derecha siempre ha intentado construir un estereotipo de cómo debe verse, hablar, vestirse, llorar y reír una enemiga, hoy se busca instaurar esta enemiga no sólo como la razón de los problemas que nos aquejan, también se la asocia con un color político, algo también nefasto pues se segrega doblemente y de paso se niega a los sectores pobres la posibilidad de defender una idea política. El apoyo de un determinado sector a una serie de postulados ideológicos no está regido por la conveniencia, y un claro ejemplo son los dos gobiernos de Menem.

Así es que las ladronas, las vagas, las poco solidarias, las drogadictas, las pobres, las presas, las limpiavidrios, las que no tienen casa, las que no tienen trabajo, las que tienen muchas hijas, y un largo etcétera, lo son por la batería de medidas acertadas que ha tenido el kirchnerismo en política social. Resulta que de pronto hay más delincuentes porque el gobierno tuvo la voluntad política de fijarse en derechos humanos, particularmente en memoria y en delitos de lesa humanidad. Resulta que de pronto hay mujeres que deciden embarazarse para que les den la asignación.

En esta etapa no sólo le doy la razón a Perón sino también Goebbels, ministro de propaganda nazi. Mucho de ese discurso ha ganado lugar y muchas personas creen que quien vive en la pobreza extrema lo hace por decisión propia, que una persona es capaz de tener 10 hijas para poder cobrar asignaciones o que ser parte de la oposición significa estar en contra de cualquier cosa que haga el kirchnerismo. Cuando se habla de derechos, tenemos la obligación de polarizar, porque en los derechos no hay matices: existen o no, se ejercen o no. El error está en polarizar cuando hablamos de las personas. Ser víctima de una violación no otorga a las víctimas el derecho a matar a la victimaria sino que provoca una consecuencia en quien realiza un acto tan nefasto.

La idea de que “entran por una puerta y salen por la otra” es una forma de control social. Crear un estereotipo de enemiga en el que concentrar la ira social. Para esto debe tratarse de un sector individualizable tanto física como geográficamente. Así es que color de piel, gustos musicales, acento e inflexiones al hablar, nivel de ingresos económicos, situación laboral y el barrio en que vive una persona la transforman en buena o mala. Y[pullquote] se trata de una forma de control que tuvo mucho éxito: generó 6 millones de muertos sólo en Alemania[/pullquote]. La comunidad judía no era una comunidad grande en ese país, y además reunía todas estas características, por la que podía crearse la idea de que esta comunidad era enemiga y al mismo tiempo aniquilarla, para construir con ello poder. Alguna vez leí que en Alemania habían más comunistas que judias, sin embargo, la “lucha” fue contra las judias pues resultaban más “fáciles” de segregar, las ideologías no se ven.

Cuando construimos a la enemiga perfecta, además, nos conviene que se trate de una enemiga con poca capacidad de movilización. Por lo que segregar y marcar como responsable de todos los males a un sector que para salir a protestar debe primero ver cómo no se muere de hambre es muy tentador. Pero una clave importante para segregar es que las personas segregadas estén excluidas, ése es el toque final de la configuración de una “otra” peligrosa, porque además refuerza la idea de que nosotras, y quienes “son como nosotras” (que reúnen “nuestras” características), somos buenas.

Así está el “yo buena” y el “la otra mala”, clarito. Y[pullquote position=”right”] la derecha legisla, gobierna, propone e impone en su favor pero a costa de todas las “otras” que existen en la sociedad[/pullquote]. Hoy toca a la juventud volver a estar en el tapete como origen de los males. Hoy resulta que las jóvenes son responsables de la drogadicción, de la inseguridad, de los crímenes violentos, de la desmotivación, de la frivolidad, de la falta de objetivos, de las morales perversas. Resulta que todo lo malo que vivimos no lo generó el mundo adulto, sino la juventud, gente a la que no dejamos manejar un auto y a quienes nos costó mucho conceder el derecho al voto.

Y como cura para todos estos males que provoca la juventud nos planteamos deformarla, hacerle entender con dolor y sufrimiento de qué se trata “lo bueno”. Pero claro, nadie quiere el dolor y el sufrimiento para sus seres queridas, lo quiere para cualquiera, menos para la gente que le resulta importante. Así es que el servicio militar obligatorio, pagado con la sangre del soldado Carrasco entre la de muchas otras personas, es sólo para las personas que integran las filas de este cúmulo de “otras” que es responsable de sus pésimas condiciones de existencia. Una suerte de cárcel menos deshumanizante.

Cuando levantes tu mano votando o tu voz pidiendo mano dura, segregación y servicio militar obligatorio, hacelo votándolo para tu mamá, tu hermana, tus primas, tus hijas y tu abuela.

¡Feliz día Internacional de la Trabajadora!

¡Happy Hacking!

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