Tal vez estoy siendo injusto con Chris Sevier, el autor de la demanda. Alguna vez opiné (y sostengo) que el porno también puede considerarse de otras formas, que hay quienes disfrutan el sexo explícito de la misma forma en que vos podés disfrutar una canción o un cuadro. Tal vez no sea justo tildarlo de onanista. Tal vez esté realmente sufriendo, pero me resulta curioso demandar a una empresa por la conducta que tenemos nosotros con sus productos.
Si yo me compro un auto y choco, salvo que sea por culpa de un desperfecto originado por la propia fábrica, no se me va a ocurrir que es culpa de la fábrica.
Perdón, no te estoy contando qué pasó.
Chris Sevier, un estadounidense de 36 años, demandó a Apple por su autodeclarada adicción al porno. Según el demandante, el único responsable de su adicción -que además según declara, provocó que su esposa lo dejara- es Apple.
Sevier demanda porque Apple no incluye un filtro anti-porno activado en su sistema operativo. Según dice en la demanda el “porno es adictivo y venenoso. No es inofensivo ni incidental. Apple lo sabe, o debería saber que esto es cierto. El porno tiene impactos adversos para los hombres que lo ven”.
El demandante declara que dejará de lado la demanda si Apple comienza a producir su software con un filtro anti-porno por defecto para que quienes tengan la voluntad de consumirlo, tengan que dar algunos pasos más.
El documento presentado dice que nadie le “advirtió que observar imágenes y vídeos porno podría provocar adicciones, incluyendo adicción a la excitación” llegando incluso a calificar su Macbook Pro como un dispositivo que reprogramó su cerebro y terminó con su familia y su trabajo.
Continúa la demanda solicitando a Apple y a la corte estadounidense que hagan lugar a la demanda “por el bien de las familias”. Apple se ha caracterizado por sostener una postura conservadora sobre la realidad y buscar lo mismo para sus usuarios. Esto es algo que se refleja en la demanda, que no escatima en ridiculeces como solicitar que para habilitar la posibilidad de consumir pornografía en una computadora debería ingresarse un password, y que “si el comprador de una máquina es menor de 18, Apple no debería proveer el password”.
En fin, es una razón más para no comprar nada de Apple.
Yo no quiero que ninguna empresa se ponga en el rol de policía de mi moral ni de mis aptitudes. Creo que las personas deben ser libres para decidir, y en que la forma de dotar a las personas de herramientas para poder decidir es con educación y no con prohibiciones, que tienen más de deformantes que de útiles.
Si uno va un poquito más allá de lo bizarro de la situación, esta persona está demandando a Apple por sus propios prejuicios y no por sus perjucios. Trata a la computadora como responsable de su adicción y al porno como un karma de la sociedad. En ningún momento se hace cargo de sus propios actos.
Si la demanda fuera contra una empresa que produce armas, estaría de acuerdo porque el fin que tiene el producto en cuestión -deliberadamente- es provocar la muerte, sea en defensa propia, por error, por deporte, por diversión y otros argumentos por los que la gente busca tener con qué matar a otras personas y a otros seres vivos.
El producto en cuestión (el arma) no tiene otros usos y no es un uso derivado (como sería usarla para martillar) el que provoca el daño.
En el caso de los sistemas operativos, se promocionan conductas adictivas (fijate cuán pendientes están de sus teléfonos quienes tienen un smartphone), pero están notablemente orientadas a consumir, a gastar. Pero no a gastar en algo en particular, sino en todo lo que enriquezca a esa empresa y sus socios. Ésa sería una linda demanda, demandar porque la tecnología está orientada a generar más necesidades que las que se busca resolver al adquirirlas.
Pero bueno. Si uno le pide eso al clan de esclavos gozosos que conforman gran parte del universo Apple, seguramente se pongan sus gorros blancos y salgan con sus antorchas a mostrarnos que estamos equivocados.
¡Happy Hacking!