El fin de la escuela: chau profesores

Pronto será los estudiantes dejarán de tener un profesor humano. En Holanda abrirán 11 colegios “Steve Jobs” basados en iPads.

En Argentina mientras sigan pagando sueldos de hambre a los trabajadores alguna vez nos quedaremos sin profesores, pero en Holanda directamente están comenzando a reemplazarlos por tabletas informáticas: iPads.

Según el diario más importante de Europa, Der Spiegel, la revolución holandesa podría ser imparable.

Ocho años atrás esto fue pronosticado por el hacker argentino Diego Saravia, quien antes de que se implementara en nuestro país el Plan Conectar Igualdad, olfateó que el proyecto disparador de toda esta invasión informática en las aulas (OLPC) pretendía quitar poder a los profesores y, en última instancia, eliminar la escuela:

 

(Diego Saravia)

“Cada vez me suena mas en mi cabeza que el “plan MIT” de la OLPC tiene por detras “un proyecto educativo”, seria un proyecto de autoaprendizaje, es decir, generar un mecanismo de “educacion”, sin maestros, donde los niños pobres aprendan solos usando las TIC. alguien tiene opiniones, documentos o conocimiento sobre esto.? asi se terminaria definitivamente con el modelo de ESCUELA y se lo reemplaza por una escolaridad virtual.”
En nuestro país hay un gran desarrollo sindical producto de varias décadas de luchas docentes para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, sin embargo los docentes podrían desaparecer de un plumazo si las condiciones políticas básicas estuvieran dadas, tal como durante el menemismo desapareció gran parte del movimiento obrero industrial.

Volviendo a Holanda, Spiegel nos cuenta que las clases se darán por medio de softwares que incorporan animaciones y juegos para que los “alumnos” (“sin luz”) estén más cómodos y más motivados. Yo me pregunto: ¿es la comodidad un valor social positivo? ¿O acaso se acerca al conformismo? ¿Qué cosa buena puede surgir de la comodidad?

Según los promotores de los colegios “Steve Jobs” (en honor al gurú de Apple), el software tendrá más paciencia que un profesor humano y se ajustará a la “velocidad” de cada alumno.

Claro ¿cómo podría tener impaciencia un software? No tendría sentido. Luego, existen detalles por los cuales los padres tendrán cierta participación, cada seis semanas harán una conferencia virtual por Skype (¡ojo con verse en vivo, es pecado!) con los profesores que queden aún en pie y con los administradores para decidir cuáles serán los siguientes objetivos a lograr y qué camino deberá tomar la educación de sus hijos. En determinados casos excepcionales, un profesor dirigirá una clase grupal.

 

El tema de las tabletas informáticas viene ligado a la idea de un colegio que “nunca cierra” (salvo en navidad y año nuevo), está abierto desde las 7:30 a las 18:30 en un esquema por el cual los estudiantes deben permanecer entre las 10:30 y las 15hs, pero pueden entrar y salir en cualquier otro momento mientras las puertas del colegio estén abiertas. También, claro está, continuarán realizando tareas en casa.

Dicen que es positivo el hecho de que los padres deberán estar más atentos sobre lo que los hijos aprenden dado que no habrá un profesor que los obligue a hacer algo, así es que los chicos podrán elegir qué clase les llama más la atención y, si se cansan, nadie los retará por jugar Angry Birds de vez en cuando.

Pero detrás de todo este optimismo innovador pro-informático se esconden algunas oscuridades que pueden pasar desapercibidas, por ejemplo, las tabletas iPads funcionan mayormente con software privativo y en base a un esquema de negocio, con lo cual los usuarios no tienen casi control sobre las mismas, de hecho se transforman en consumidores de un producto de una empresa, una marca, una ideología. No deja de ser una forma de esclavitud ideológica, uno debería cuestionarse ¿y por qué tienen que aprender con tabletas? ¿No sería mejor aprender con una gran biblioteca actualizada, algunas computadoras desparramadas por ahí con software libre, y algunos profesores que enseñen con amor y pasión las temáticas que más les interesan?

Probablemente esta gente tenga razón al decir que el clásico profesor de tiza y pizarrón está preparando a los chicos para un mundo que ya no existe, pero endiozar un sistema informático por encima de tantas otras riquezas que supone un proceso educativo parece, al menos, producto de mentes faltas de luz.

Si tenemos en cuenta que Internet está bajo el control del gobierno de los EEUU, estamos a un paso de decir que los colegios de cualquier país que basen su educación en la informática estarán de algún modo bajo el control del mismo gobierno, más aún si el software utilizado es privativo y no libre.

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