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Consumo y ética: una app te muestra qué mundo financiás en cada compra

Vivimos un momento de toma de posturas. Puede resultarte extraño, pero es así. Las redes antisociales tienen mucho que ver en esto: una de sus estrategias principales para obtener información sobre nosotras es impulsarnos a decir, no importa qué ni cómo, decir y definirnos. Preguntas como ‘¿qué está pasando?’ o ‘¿qué te hace feliz?’ y similares, abundan en las cajas de texto que utilizamos en esos espacios. La iteración constante de este tipo de estímulos y la falsa sensación de participación/compromiso que generan estas redes, a las que se suma una importante porción del activismo de las derechas alternativas con que se atomiza la sociedad para impedir planteos que lleven a discusiones que provoquen cambios estructurales (que es la consecuencia de los planteos maniqueos que se manifiestan en frases del tipo ‘esto no es política, queremos un ambiente limpio para nuestras hijas’, como si un mundo con un ambiente saludable no fuera un objetivo político o un mundo con un ambiente limpio y uno con igualdad y equidad para todas fuera antagónico con uno sin animales industrializadas para el consumo) generan un universo en el que constantemente nos paramos en algún lugar. Esto es algo muy conveniente para las defensoras y utilitaristas del status quo, ya que no se discuten las estructuras que generan y sostienen el mundo contra el que luchamos, sino que por el contrario se discute sólo un aspecto sin generar cambios más profundos. Es un panorama complejo, pero existen apps como las que te invitamos a probar hoy, como también planteos mucho más profundos que los que menciono más arriba (y que favorecen cambios estructurales) que alientan la conciencia y la toma de postura, desde una perspectiva en que la ética es una base fundamental del cambio. A diferencia de las derechas alternativas, el planteo ético no conlleva una interpelación moral, algo que a algunas nos parece fundamental si pensamos en construir un mundo más democrático, participativo, diverso, igualitario y equitativo.

Las sociedades de consumo están orientadas no a las ciudadanas sino a las consumidoras y esto genera que el consumo sea un ejercicio de derecho, pero al mismo tiempo una forma de acción social y política. Cuando compramos, estamos financiando la existencia de algo. Esto es algo en lo que no solemos pensar, pero cierto. Si no hay clientes, no hay trata. El camino es corto, lo mismo sucede con el narcotráfico: si no queremos que exista, simplemente tenemos que hacer que el narcotráfico deje de ser un negocio. Esto es algo que bien saben las gobernantes, por lo que cada vez que vemos que se avanza en prohibiciones que nos alejan de la conciencia e intentan generar miedo, tenemos que saber que se está avanzando en dar libertad a quienes lucran violando los derechos de las personas y toman la destrucción de la vida como un insumo necesario para sus beneficios.

Buycott parte de ese planteo: necesitamos saber qué mundo estamos financiando con nuestro dinero y tomar decisiones desde esa posición. Esto es por demás saludable, tenés que hacerte cargo del mundo que estás creando, porque no hay forma de no ser cómplices del mundo que tenemos. Sea por acción u omisión, lo creamos haciendo, cada una y todos los días. Estas apps, colaboran con que nos hagamos cargo, aunque claro, no son las garantes de un mundo mejor, esas somos nosotras, las que accionamos en este mundo. Buycott es una aplicación que te ayuda a identificar productos que vayan de acuerdo con tu ética y tus decisiones de vida. Así, si sos vegana y pretendés utilizar productos que no contengan sufrimiento animal, esta app te muestra si un champú o un jabón se basan en prácticas crueles. Algo interesantísimo de esto es que basta con escanear el código de barras de un producto para poder acceder a ese tipo de información.

Buycott funciona a través de un sistema de calificación basado en campañas o causas. Algunas de las más destacadas son:

  • Demanda de etiquetado de OGM, para exigir que las compañías indiquen en el empaque del producto si éste contiene organismos genéticamente modificados.
  • Compra de productos que apoyen a las productoras locales.
  • Promoción de la firma de acuerdos que generen mejores condiciones para las trabajadoras.
  • Denuncia de la trata laboral y la explotación infantil.
  • No a Monsanto. Con un simple escaneo podés ver si estás beneficiando a la corporación de la que forma parte Bill Gates (horrendo loop corporativo).

Las campañas entran en varias categorías:

  • Bienestar animal
  • Derechos civiles
  • Justicia penal
  • Justicia económica
  • Educación
  • Medio ambiente
  • Alimentación
  • Salud
  • Derechos humanos
  • Trata de personas
  • Inmigración
  • Derechos de las trabajadoras
  • Derechos de la comunidad LGBTQ
  • Responsabilidad social
  • Derechos de las mujeres

Buycott cuenta con un sistema colaborativo flexible en el que cada usuaria puede crear una campaña, seguir alguna de su interés, registrar productos importados o nacionales, generar un perfil y señalar las características de un producto, formando una base de datos comunitaria y global que nos brinde información con el objetivo de ejercer presión económica contra esas corporaciones que parecen no tener forma de caer. Aunque los gobiernos y estados cómplice generen condiciones óptimas para su desarrollo, estas empresas no funcionarán sin nuestro dinero, y aunque nosotras no pagamos directamente a Monsanto, si no consumimos productos elaborados por quienes sí la financian, las productoras no seguirán pagándoles y su círculo se cierra. Hay que entender que una productora no financia a Monsanto porque sea necesariamente una lacra (aunque hay casos). Es el sistema capitalista el que genera esto y nos condiciona a todas, y empresas como Monsanto son de las que tienen la sartén por el mango en estos temas.

buycott iphone

El bemol, es que aplicaciones como esta no generan conciencia, sólo nos impulsan a consumos éticos, lo que podría generar que cierre Monsanto pero no hará que caiga el capitalismo, que es la razón por la que Monsanto es Monsanto, por lo que si no se acompaña este tipo de toma de posición con prácticas que superen la ética y critiquen profundamente el sistema, nos arriesgamos a la panacea del activismo de las derechas alternativas: un mundo donde todas somos explotadas pero nos sentimos a gusto, tal vez la fantasía de la más ingenua de las social demócratas (esas que son radicales en el mal sentido, como en Argentina).

Esta app tiene versiones para Android e iOS. Pero en caso de que no tengas un smartphone, podés registrarte en su web y acceder a esta enorme base de datos global desde tu máquina.

Insistimos: no basta una conducta ética individual para cambiar el mundo, pero comenzar a responsabilizarnos respecto de qué mundo estamos financiando es un excelente primer paso.

Dale una probadita y contanos tu experiencia.

¡Happy Hacking!

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