Por que duele tanto el desamor 31

Macabro: por qué Facebook no quiere que te enamores

Para nuestra alegría, mucha gente nos consulta en diversas temáticas del universo web. Cuando esto sucede, una de las situaciones en las que más me cuesta ser clara, que no parezca que alardeo conocimientos, es cuando digo que Internet es un terreno de lo mínimo. Suena extraño. Pero lo es. Alguna vez trabajando en email marketing descubrí que cierto sector de la base de datos respondía mejor a enlaces con determinado color, y ese cambio, significó un aumento del 35% del porcentaje de clicks en los enlaces que contenían los correos que enviaba. Esto significó un importante avance respecto de nuestros objetivos, pero al mismo tiempo un ahorro, ya que si enviás emails a gente que no los abre o no los quiere, estás desperdiciando mucho dinero.

El asunto es que si llevamos estos análisis al terreno de las corporaciones todo es más interesante, más sutil, más mínimo y más divertido. Lo primero y principal es que las corporaciones tienen tu información, y además se dedican a recabarla, por lo que cualquier dato que les pidas -y consideren que hace al tema por el que estamos hablando con ellas- es un dato que tienen, del que tienen una enorme cantidad de muestras y del que pueden adelantarte varias conclusiones, aunque te estén pidiendo opinión.

Hoy vamos a ver algo muy mínimo: porqué Facebook no quiere quiere que estés enamorada.

Suena horrible, ¿no? Pero es más simple que una lucha contra el amor y la felicidad. Facebook analiza todos tus “me gusta”, tus comentarios, tu comportamiento ante determinados estímulos propuestos por tus contactos, al punto de que puede considerarse que Zuckerberg creó el algoritmo del Gran Hermano de Orwell. ¿Y para qué tanto esfuerzo? La primer respuesta es simple: ganar dinero a partir de conocer, minuciosamente, tus prácticas de consumo.

Hace pocos días, Carlos Diuk, una analista de datos de Facebook comentó cómo se exploran las interacciones de pareja antes y después del inicio de una relación. Dentro de lo escalofriante que resulta que una corporación estudie a las parejas para ver de qué manera obtiene dinero, se encuentra un dato revelador del cinismo de la red antisocial: ‘descubrieron’ que a la empresa no le conviene que la gente inicie una relación sentimental. ¿Por qué? Fácil: según los datos que pudieron recabar espiando a millones de personas, con sólo cambiar el estado de relación en tu cuenta a “En una relación” tus publicaciones disminuirán drásticamente, y si no usás el producto de Zuckerberg, Zuckerberg no gana dinero, porque esa empresa y esa persona viven de venderte a vos. Si no estás, no hay nada que vender.

El dato es de que el promedio de publicación de una persona soltera es de 1,53 publicaciones diarias mientras que el de una enamorada o que ha colocado ese estado relacional, es de 1,67 por día. ¿Te parece raro que se fijen en un decimal? Bueno, si Internet es el terreno de lo mínimo, fijate cómo esos decimales complican la vida de Zuckerberg en este gráfico en el que están aplicados.

Si te preguntás a qué se debe este cambio de conducta, las conclusiones de la empresa son las mismas que las que podés sacar vos: es presumible que las parejas deciden pasar más tiempo juntas, luego de terminado el cortejo las interacciones bajan de manera inversamente proporcional al número de interacciones que aumentan en el mundo físico. Más amor, menos Facebook.

De igual manera, el hecho de la positividad de los comentarios e interacciones venidos de una relación sí conviene a la corporación de la venta de personas: la dulzura y la positividad son dos puntos cruciales de su estrategia comercial, por lo que la baja en el uso de su red disminuye, pero aumentan sus posibilidades de negocio.

Avanzando en el análisis, el gráfico que sigue muestra la proporción de sentimientos positivos frente a sentimientos negativos antes y después de una relación, en el que se ve un aumento general de la positividad en el primer día de la relación (el día 0) que se profundiza dramáticamente hacia el día 1.

La ironía, o lo perfecto depende desde dónde se lo mire, es que toda esta data se la das vos a esa empresa, y hasta sentís que no tenés nada que esconder, como si Facebook fuera el estado o la justicia que viene a investigarte frente a una denuncia en tu contra, como si tuvieran derecho o fuera legal que te investigaran tan profundamente. Algo también horrible, es que ni siquiera genera trabajo a personas indeseables socialmente como espías, investigadoras y metiches de colores varios: usan un algoritmo, y de manera posterior a lo que detecte este software aparecerá o no una persona a encontrarse con esos datos. Cada movimiento, cada click, cada estado, es comida y potencia para la red antisocial de Zuckerberg. ¿Sos consciente de eso?

Hemos insistido varias veces con que una forma de utilizar este tipo de software es proporcionar información falsa, el problema es que no podés crearte una vida social falsa y disfrutarla, porque te va a faltar tu vida social real. La “falsedad” está en hacer cosas diferentes a las que te gustarían, con el objetivo de proporcionar información equivocada sobre tus usos y prácticas de consumo que redunde en una mala venta publicitaria. Lo cierto es que no se pueden tener amigas falsas y tratarlas como reales, por lo que nuestra propuesta tiene en este punto un inconveniente muy serio.

¿Qué otras alternativas hay? Bueno, podés dejar de usar esta red. Esa es siempre la mejor. También podés adoptar soluciones intermedias a las que proponemos, como lo hizo Matthew Honan de Wired, quien terminó cansándose de la red intentando “crackear” el algoritmo dándole a “me gusta” a todo. Esto hizo que Facebook creyera que se trataba de un robot (un software que realiza automáticamente ciertas acciones cada cierto período de tiempo) y automáticamente dejara de investigarla. El asunto es que hay otras personas que han hecho lo mismo y recibieron un bloqueo con las correspondientes instrucciones de cómo debía usarse “correctamente” el botón “me gusta”, por lo que sólo queda una alternativa: enamorarnos y dejar de usar una red tan malvada.

¡Happy Hacking!

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