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Mañana: Concentración en Mendoza para pedir el desprocesamiento de una escritora

Maria Kodama es una enemiga de la cultura, del arte y la libertad de expresión. Pero muy amiga de la censura y el dinero (o eso parece). Algunas periodistas chupamedias dicen que en realidad es una mujer polémica, que cuida celosamente la obra de Borges (otro al que le chupan mucho las medias), y qué se yo cuántas cosas, pero ha logrado que la justicia procese a Pablo Katchadjian por el delito de ser escritor.

Pablo Katchadjian ha sido acusado de plagio por María Kodama -la ex de Borges, o la viuda, depende desde qué perspectiva lo vea- quien decidió demandar al escritor por su obra “El Aleph engordado”.

La tirada original del libro en cuestión, una intervención de El Aleph, fue bastante austera (200 ejemplares) y según cuentan no tuvo grandes repercusiones mediáticas, pero sí recibió especial atención de algunas escritoras y en circuitos de adoradoras del escritor del bastón y las ideas esclavistas.

Fernando Soto, tal es el nombre del abogado del que se vale Kodama para solicitar la censura de la obra de Katchadjian y obtener dinero por el trabajo de los dos escritores (de Borges por haber sido su pareja, de Katchadjian por haber escrito un libro), logró dar vuelta el fallo absolutorio del que gozaba Katchadjian y en consecuencia se decretó su procesamiento además de trabársele un embargo preventivo por $80mil.

Una de las posibles consecuencias del obrar de Kodama es que Katchadjian vaya preso. No es la primera vez que esta mujer inicia acciones legales argumentando sus derechos sobre la obra de una de las escritoras de mayor influencia en el mundo literario. Tampoco es la primer persona que obtiene dinero por un trabajo que no hizo, ni la primer persona que se siente con derecho a censurar a una escritora después de su muerte -aunque haya sido su pareja-, ni la primer persona que aprovecha un andamiaje jurídico que favorece al poder para obtener dinero por el trabajo de otras personas, pero debería ser la última.

Soto dijo a Perfil hace pocos días que Katchadjian no sólo cometió plagio sino que además “alteró dolosamente el título y el texto de uno de los cuentos más importantes de la literatura argentina. No sólo lo engordó, como él alega”. Tal vez no lo notaste: ¡lo acusan de alterar DOLOSAMENTE un título! Seguramente luego lo demanden por algún punto y aparte, que haya colocado ahí para dañar a Borges mostrándolo como un mal escritor.

Argentina no puede seguir poniendo su aparato judicial, su fuerza de policía, ni ningún otro recurso, a favorecer el bolsillo de quienes levantan millones bajo el ridículo concepto de “derechos de autora”. El Aleph engordado es una intervención de una artista sobre la obra de otra artista. Además, en ningún momento se busca cometer plagio. La publicidad y masividad de la obra intervenida impide el plagio en sí. No hay forma de que alguien pueda arrogarse la autoría de la obra de Borges, más todavía si se observa la obvia, explícita e inevitable referencia al autor. Pero allí está Kodama invirtiendo su dinero en censurar a su marido muerto y de paso censurar a un escritor vivo tal vez con el objetivo de impedir el crecimiento cultural y obtener dinero por eso.

Mañana a las 21.00 nos apersonaremos en Las Heras 676, sede la librería Pájaros -gran lugar al que ir-  para pedir el desprocesamiento de Pablo Katchadjian. El copyright y los supuestos derechos de autora están aniquilando nuestra cultura. El copyright y los derechos de autora nos están haciendo desaparecer.

¡Las obras NO son de las autoras! ¡Los derechos de propiedad, no pueden ejercerse por sobre los de expresión! ¡Todas a la concentración!

Aquí el evento en facebook.

Alguna vez me pasé un día entero con Kodama. Ella vino a la facultad de filosofía y letras de la UNCuyo y yo trabajaba en un programa cultural. Intentamos hacer una nota en un pasillo y nos interrumpieron, recorrimos varios lugares tratando de concretar la charla -cosa que finalmente no se concretó en la forma que yo buscaba- y ese recorrer espacios mientras el resto interrumpía nos dio una extraña atmósfera de compañerismo. Todo eso hizo que una notita de 10 minutos se transformara en una charla de horas. Recuerdo haberla ametrallado con preguntas del tipo: ¿es cierto que Ud. escondió un poema de Borges? ¿Ud. cree que Borges estaba de acuerdo con el dictador Videla antes de entrar a la reunión que mantuvieron? ¿Cómo se entiende que haya tenido posturas esclavistas? y otras tantas que no recuerdo. Logré algunas respuestas, no he podido encontrarlas, pero eran del estilo de: “Borges sí fue feliz”, “eso debería decírtelo él”, “era un hombre de otra época” o similares.

Coherente la señora.

¡Happy Hacking!

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